Es insólito que altos funcionarios del gobierno alimenten el odio, la persecución, la injusticia, la privación de libertad, el estatismo desmedido, la amenaza, la muerte, la incertidumbre y además, arengando a sus partidarios para que estén armados en defensa de la revolución bolivariana, socialista y marxista.
Cesáreo José Espinal Vásquez
cjev@cantv.net
Las guerras implican confrontación entre pueblos o naciones, pero también se realiza la “guerra asimétrica”, que son acciones sin medidas y sin distinciones causando víctimas inocentes. Desde el origen de la humanidad han existido guerras, pero aún teniendo altos fines no es justificable, especialmente, las llamadas guerras civiles, por ser fraticidas.
La independencia de Venezuela no fue propiamente una revolución, como algunos historiadores sostienen, comenzó con guerra civil entre 1810 hasta 1815 debido que la gran mayoría de los soldados de Monteverde no eran españoles sino nativos de la provincia de Venezuela, y es a partir del regreso de Fernando VII a España con el envío de 15.000 soldados mercenarios al mando de Pablo Morillo, fue cuando se inició realmente la guerra emancipadora, diferente al concepto y naturaleza de lo que es una revolución.
La guerra asimétrica y la revolución permanente acuñada por el socialismo marxista y explotada por insurgentes con guerrillas, terrorismos, secuestros, asaltos y asesinatos tiene por objeto mantener viva esa revolución armada y hoy, nos encontramos con una guerra asimétrica del delito justificando la lucha de clases en hostigamiento a ciudadanos, perturbando la paz y el orden público. Delincuentes armados hasta los dientes con rodilla en tierra preparados y atentos para disparar a mansalva.
Es insólito que altos funcionarios del gobierno alimenten el odio, la persecución, la injusticia, la privación de libertad, el estatismo desmedido, la amenaza, la muerte, la incertidumbre y además, arengando a sus partidarios para que estén armados en defensa de la revolución bolivariana, socialista y marxista.
Es sorprendente que cada día se cometan crímenes causados por la llamada guerra asimétrica del delito, reseñados como partes de guerra e ingresando a la morgue cadáveres sin causa ni razón víctimas de desafueros incontrolados.
De qué vale la ley del desarme si no es conjugada con actos y acciones de paz que el gobierno está obligado promover, en un país que hasta los presos tienen un arsenal.
Patria, socialismo y muerte, no es una feliz frase de concordia contra los que no comulgan con el idealismo del gobierno, lo que sin lugar a dudas conlleva a la anarquía y al desprecio por la vida y por supuesto, enemiga de una sociedad justa y de paz.
Las revoluciones políticas permanentes sin conciliación y sin tregua son guerras asimétricas del delito.
Todo revolucionario debe estar armado…
Hugo Chávez