Wilmer Omar Mejías, comerciante informal de 24 años, fue asesinado en el interior de su residencia, la quinta San José, ubicada en San Bernardino, a media cuadra de Crema Paraíso.
Mejías era técnico medio en Agricultura y se ganaba la vida vendiendo inciensos y películas con su madre Martha Ortíz, frente al centro comercial Galerías Ávila, en La Candelaria.
Cerca de las 8:00 de la noche del sabado llegó en su moto Yamaha que estacionó y entró a la vivienda. Su esposa, que tiene cuatro meses de embarazo, había salido a comprar comida en un abasto para preparar la cena.
Mejías estaba en su cuarto, colocando la tarjeta de recargo a su plan de televisión por cable, cuando varios hombres armados ingresaron de foma violenta y lo acribillaron a sangre fría. «Hay mucha delincuencia, esto hay que pararlo. Nunca pensé que este dolor me iba a tocar a mí», dijo su madre ayer en la morgue de Bello Monte.
Era un joven trabajador, no tenía enemigos, y sus familiares piensan que intentaron despojarlo del suiche de la moto Yamaha, que había comprado hace un año. «Era una moto cara, ya estaba pensando en venderla porque le daba miedo andar con ella.
Sostiene que el menor de sus cuatro hijos (único varón) «no le quitaba nada a nadie, no faltaba al trabajo, el único día que no trabajó fue el 1° de enero. Que haga algo el Gobierno, nos arrebatan a nuestros hijos del corazón. No puedo creer que esto me esté pasando a mí», dijo.
AA