La sobrevaluación ahora es porque no tenemos nada -y cada vez tendremos menos- que comprar adentro, por la destrucción de nuestro aparato productivo, que nos tornará inevitable importar
Una moneda está sobrevaluada, cuando su capacidad adquisitiva externa es superior a la interna; o sea, cuando Bs. 4,30 o 6,30 compran más afuera que adentro. Porque el dólar está barato; o el bolívar está por encima de su valor… de allí lo de «sobre».
En ese caso las importaciones tienden a crecer y las exportaciones a caer. El correctivo, obviamente, es devaluar: para frenar las importaciones y elevar las exportaciones. Todo lo cual conduce a la noción de Tipo de Cambio de Equilibrio: el que equipara ambas variables y, en consecuencia, equilibra la Balanza de Pagos.
Cuando ésta es superavitaria -porque las exportaciones superan a las importaciones- entonces la oferta de dólares en el mercado interno superará a la demanda… y el precio de dicha moneda caerá, o sea, el bolívar se revaluará. Con lo cual tenderán a elevarse las importaciones y a frenarse las exportaciones. Es el juego maravilloso de la Economía de Mercado -la sublime Mano Invisible- que tiende a garantizar sus propios equilibrios.
En Venezuela nada de eso funcionó desde que la monoproducción petrolera se impuso hará unos 80 años. Porque ese hecho generó desde siempre una radical dicotomía en nuestra economía: por un lado el petróleo que tiende a generar un tipo de cambio muy fuerte, es decir, fuertemente sobrevaluado (el ya lejano y casi mítico Bs./$ 3,35 de nuestra más temprana juventud y luego el famoso 4,30 del «ta´ barato, dame dos», también inevitablemente sobrevaluado).
Y, por el otro lado, la Economía No-petrolera, cuyo Tipo de Cambio de Equilibrio, de haber existido, tendría que haber estado siempre fuertemente subvaluado. De tal manera y a lo que queremos ir que la economía venezolana, desde que el petróleo apareció hubo de tener una moneda sobrevaluada, por la capacidad adquisitiva externa que nos daba el petróleo.
La situación que estamos viviendo ahora, a raíz del comunismo chavista, se parece mucho a la de siempre, a la que nos impuso el petróleo. Se parece mucho… pero es radicalmente distinta. La sobrevaluación de entonces era porque la abundancia de dólares petroleros abarataba dicha moneda y nos permitía importar lo que quisiéramos, nos daba más capacidad de compra afuera que adentro; la sobrevaluación ahora es porque no tenemos nada y cada vez tendremos menos que comprar adentro, por la destrucción de nuestro aparato productivo, que nos tornará inevitable importar.
¡Absolutamente inevitable importar! Simplemente porque no estaremos produciendo nada, por la destrucción -radical, anacrónica y enfermiza- de la empresa privada venezolana que no nos dejará más remedio que importar todo.
Por eso nos resulta tan simpático oír hablar -en estos tiempos y con esta destrucción de nuestra economía y de nuestro país- del «Tipo de Cambio de Equilibrio» de Venezuela. Una noción que tiene sentido cuando hay un mercado funcionando y todo desajuste cambiario genera autocorrectivo. Porque, como ya dijimos, cualquiera de estos dos fenómenos, la sobre o la subvaluación (¡cuando el mercado funciona!) aumentan o disminuyen tanto la oferta como la demanda de dólares, con lo cual ambos desajustes tienden a autocorregirse.
Cuando -por el contrario- a un país se le destruye su aparato productivo, ¡la noción de Tipo de Cambio de Equilibrio pierde por completo su sentido !Y la moneda se quedará permanentemente sobrevaluada, no porque siempre sea más conveniente importar, repetimos, sino porque no habrá ninguna alternativa que no sea importar. Siempre. Hasta que el petróleo o el endeudamiento aguanten. ¡O hasta que el comunismo se acabe!
Emeterio Gómez