Les recuerdo que hemos tenido cuatro devaluaciones en estos 14 años (2004: a 1,90; 2005: a 2,15; enero 2010: a 2,60 para áreas prioritarias y a 4,30 para el resto de las áreas; junio 2010: se añade tasa de 5,30/dólar; diciembre 2010: se unifican las tasas a 4,30 y continua la de 5,30 por dólar, y 2013: a 6,30 como tasa única) de las cuales tres han sido decididas directamente por Chávez
Parecen no ser nada en definitiva. Tantas cosas han pasado y al final nada distinto ha realmente sucedido. Viernes negro de Luis Herrera, 18 de febrero de 1983, no recuerdo si era antes de carnaval como se ha dicho, pero eso no es importante. Ingresos gigantescos, producto de elevados precios internacionales del petróleo, abandono del aparato productivo interno, importaciones a más no poder, necesidad de endeudamiento para el festín, caída repentina de los precios del crudo, insuficientes ingresos, más endeudamiento, gigantesco servicio de la deuda, presupuestos insuficientes, corrupción de Recadi, quiebra económica y pum… devaluación monetaria. A partir de allí, otras devaluaciones e inflación, reducción de las condiciones de vida de la gente y quiebra política del país el 27 de febrero de 1989.
Sin mayores diferencias la historia se ha repetido, aunque en forma más rápida en lo económico y en presencia de altos precios petroleros. Luego de una estabilización parcial del dólar, con el sistema de bandas iniciado por Caldera y aplicado en los primeros años del gobierno de Chávez, la equivalencia del bolívar con la moneda del capitalismo mundial no ha podido ser resuelta por el gobierno “socialista revolucionario”.
Las causas las tenemos en la continuidad de la política rentista y la obtención de gigantescos recursos por los nuevamente elevados precios del crudo, destrucción del aparato productivo interno, aumento ilimitado de las importaciones, financiamiento de campañas electorales, despilfarro, endeudamiento externo e interno, creciente monto del servicio de la deuda, inflación incontrolable y corrupción de Cadivi y generalizada.
Las voces de asombro, de desconcierto y de protesta, de los partidarios del Gobierno ya comienzan a buscar los culpables en los sucesores del Comandante Presidente, así como a suplicar por el regreso de Chávez. Es una forma incorrecta de análisis, que protege al Presidente ante el rechazo público de la medida recientemente tomada. “Si Chávez hubiera estado, esta devaluación no hubiera ocurrido”, balbucean dentro de su confusión. Sin querer quitarles la “nota” les recuerdo que hemos tenido cuatro devaluaciones en estos 14 años (2004: a 1,90; 2005: a 2,15; enero 2010: a 2,60 para áreas prioritarias y a 4,30 para el resto de las áreas; junio 2010: se añade tasa de 5,30/dólar; diciembre 2010: se unifican las tasas a 4,30 y continua la de 5,30 por dólar, y 2013: a 6,30 como tasa única) de las cuales tres han sido decididas directamente por Chávez.
Las similitudes son demasiadas como para ignorarlas. El fracaso económico del modelo rentista en manos de la reacción y también de la “revolución” es más que evidente. El futuro a corto plazo no parece ser nada prometedor y, a mediano y largo plazo, va a depender de que el pueblo venezolano y una vanguardia nacionalista esclarecida y preparada logren asumir la conducción de los destinos de la patria.
Luis Fuenmayor Toro