EEU. El desencuentro entre republicanos y demócratas y una inesperada renuncia han dejado en la cuerda floja las nominaciones del presidente de EE UU , Barack Obama, para tres puestos claves en la defensa y la seguridad del país. El nominado a secretario de Defensa, el exsenador republicano, Chuck Hagel, se ha topado con la oposición de sus antiguos compañeros de partido y el elegido para dirigir la CIA y actual asesor en materia antiterrorista de la Casa Blanca, John Brennan, con la de algunos demócratas por el uso de aviones no tripulados.
Según el analista político conservador Jeffrey Gordon, Obama ha tomado una “mala decisión” con Hagel y cree que aunque Brennan será confirmado “ha hecho declaraciones preocupantes en el pasado como cerrar Guantánamo y juzgar a los terroristas en cortes civiles“. Sin embargo, para el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Iowa, Steffen Schmidt, el presidente ha escogido personas que comparten su política pero “los republicanos están dedicados a evitar que Obama obtenga ni una sola victoria ni en política, ni en confirmación de nombramientos”. Mientras tanto, la Casa Blanca ha expresado su “preocupación” por el retraso en ambos procesos, y espera ver cuanto antes “sentados y trabajando” a los candidatos, según dijo el pasado fin de semana el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough.
Obama nominó el pasado 7 de enero a Hagel, veterano de la guerra de Vietnam, que ha sido cuestionado por su compromiso con Israel, su dureza contra Irán y su oposición en 2007 a aumentar el número de tropas en Irak.
Quince senadores republicanos han enviado una carta al presidente Obama solicitando que retire al candidato, aunque algunos miembros de este partido indicaron tras la votación de la semana pasada que reconsiderarán su voto a la vuelta del receso, el 25 de febrero. El último y sorpresivo traspié en las nominaciones ha sido la retirada “por motivos personales” esta semana del general John Allen, una figura clave en la estrategia de Afganistán en el que Obama había confiado el cargo de comandante supremo de la OTAN.
Obama había forjado una estrecha relación con Allen, que asumió en julio de 2011 el mando de las fuerzas de Estados Unidos y de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF), y cuya experiencia le hacían la persona idónea para asumir el puesto en un momento clave para conducir el último tramo de la retirada gradual iniciada en 2011 y que concluirá en 2014.
Agencias