El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, denunció una estrategia imperial, ejecutada por las potencias occidentales, para «frenar el proceso de consolidación de la unidad de los pueblos africanos y, en consecuencia, minar el avance de éstos con los pueblos latinoamericanos y caribeños».
En una misiva leída por el canciller venezolano, Elías Jaua, durante la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y de África (ASA), en Guinea Ecuatorial, el mandatario precisó: «No es ventura, ni azar, lo digo con absoluta responsabilidad, que desde la cumbre en Margarita (2009) el continente africano haya sido víctima de múltiples intervenciones y ataques por parte de las potencias de occidente».
«Es por esto que Venezuela se opuso radicalmente y desde un inicio a la intervención miliar extranjera en Libia. Es el mismo motivo por el que Venezuela reitera hoy su más absoluto rechazo a toda actividad injerencista de la Organización del Tratado del Atlántico Norte».
A continuación el texto completo:
Hermanos y hermanas
Reciban el más fervoroso saludo bolivariano, unionista y solidario, cargado de toda mi alegría y esperanza por el desarrollo de esta impostergable y tan esperada III Cumbre de Jefas y Jefas de Estado y de Gobierno de América del Sur y África.
Lamento en realidad y en verdad, desde lo más profundo de mi ser, no poder estar presente físicamente con ustedes, y reiterarles una vez más, en un sincero y eterno abrazo, mi más irrevocable compromiso con la causa de la unión de nuestros Pueblos. Me hago presente, sin embargo, en la persona del Canciller de la República Bolivariana de Venezuela, el compañero Elías Jaua Milano, a quien he pedido transmita a ustedes la más viva expresión de mi amor por estos continentes que son más que hermanos, unidos por indivisibles lazos históricos, y destinados a marchar juntos hacia su absoluta y plena redención.
Lo digo desde lo más hondo de mi conciencia: América del Sur y África son un mismo pueblo, Solo se logra entender la profundidad de la realidad social y política de nuestro continente, en las entrañas del inmenso territorio africano, en donde, estoy seguro, se dio origen a la humanidad. De él provienen los códigos y elementos que componen el sincretismo cultural, musical y religioso nuestroamericano, creando una unidad ya no tan solo meramente racial entre nuestros pueblos, sino más aún espiritual.
De igual manera, los imperios del pasado, culpables del secuestro y asesinato de millones de hijas e hijos de la África madre, con el fin de alimentar un sistema de explotación esclavista en sus colonias, sembraron en Nuestra América sangre africana guerrera y combativa, que ardía por el fuego que produce el deseo de libertad. Esa siembra germinó, y nuestra tierra parió hombres de la altura de Toussaint Louverture, Alexandre Pétion, José Leonardo Chirino, Pedro Camejo, entre muchos otros, dando como resultado, hace más de 200 años, el inicio de un proceso independentista, unionista, antiimperialista y restaurador en la América latina y caribeña.
Luego el siglo XX, y las luchas libertarias del África. Sus independencias, sus nuevas amenazas neocoloniales sus héroes y mártires: Patrice Lumumba, Amílcar Cabral por mencionar tan solo unos pocos.
Aquellos que en el pasado nos conquistaron, cegados por su sed de poder, no supieron advertir que el colonialismo barbárico que imponían, se convertiría en el elemento fundador de nuestras primeras independencias. Y así, si bien América latina y caribeña, juntamente con África comparten un pasado de opresión y esclavitud, hoy más que nunca, hijos somos de nuestros libertadores y sus gestas, podemos decir, debemos decirlo, con convicción y firmeza, nos une también un presente de lucha irrenunciable por la libertad y definitiva independencia de nuestras naciones.
No me cansaré de reiterarlo: somos un mismo pueblo. Estamos en la obligación de encontrarnos, más allá de la formalidad y el discurso, en un mismo sentir por nuestra unidad, y así juntos darle vida a la ecuación que habrá de aplicarse en la construcción de las condiciones que nos permitan terminar de sacar a nuestros pueblos del laberinto al que fueran arrojados por el colonialismo, y luego el capitalismo neoliberal del siglo XX.
Por esto, quiero recordar en este momento a dos grandes luchadores por la cooperación Sur – Sur, como lo fueron los expresidentes del Brasil y de Tanzania, Luiz Inácio «Lula» da Silva y Julius Nyerere respectivamente, cuyos aportes y esfuerzos permitieron en el tiempo la conformación de este magnífico foro para una cooperación solidaria y complementaria como lo es el ASA.
Sin embargo, los tiempo que el mundo vive actualmente nos obligan a dedicarle nuestras más profundas y urgentes reflexiones al esfuerzo que hace falta dedicar para convertir al ASA en un verdadero instrumento generador de soberanía y desarrollo en lo social, en lo económico, lo político, en lo ambiental.
Es en nuestros continentes donde se encuentran los suficientes recursos naturales, políticos e históricos, que se requieren para salvar al planeta del caos al que ha sido conducido. No perdamos la oportunidad que el sacrificio independentista de nuestros antepasados nos brinda el día de hoy, de unificar nuestras capacidades para convertir a nuestras naciones en un auténtico polo de poder, que, para decirlo con el padre Libertador Simón Bolívar, sea más grande por su libertad y gloria que por su extensión y riquezas.
Resuenan siempre en mi alma, en mi conciencia, las palabras de aquel General uruguayo infinito, José Gervasio Artigas: «Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos». Este tan profundo pensamiento encierra una gran verdad que debemos asumirla, estoy convencido, con absoluta certeza.
Nuestra cooperación Sur-Sur debe ser un auténtico y permanente vínculo de trabajo conjunto que debe volcar todas sus estrategias y planes de desarrollo sostenible hacia el sur, hacia nuestros pueblos.
Aunque de ninguna manera negamos nuestras soberanas relaciones con las potencias occidentales, debemos recordar que no son éstas la fuente de la solución integral y definitiva para la problemática que comparten nuestros países. Lejos de serlo, algunas de ellas proyectan una política neocolonial que amenaza la estabilidad que hemos comenzado a fortalecer en nuestros continentes.
Hermanas y hermanos: Quisiera evocar para esta III Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno del ASA, el espíritu de fraternidad, unionismo y voluntad que condujo el desarollo de aquella maravillosa II Cumbre en la isla de Margarita, en Venezuela, el cual nos permitió adoptar de manera unánime los compromisos de la Declaración de Nueva Esparta. Formulo con mucha fe y esperanza mis mejores votos porque podamos recuperar en Malabo el impulso y desempeño de aquel momento extraordinario para nuestro proceso de unidad, la Cumbre de 2009, evidenciando tanto por su masiva recurrencia como por la cantidad y sustancia de los acuerdos alcanzados.
Desde Venezuela renovamos hoy nuestro más firme compromiso con el fortalecimiento de la Secretaría Permanente de la Mesa Presidencial Estratégica del ASA, con sus principales tareas y funciones, para acelerar el ritmo en la consolidación de nuestra institucionalidad, y lograr así mayor eficiencia en nuestro trabajo conjunto.
Con mucho dolor y pesar lamento que todo nuestro trabajo iniciado formalmente desde el 2006, haya sido interrumpido por las fuerzas imperiales que pretenden aún dominar el mundo. No es ventura ni azar, lo dico con absoluta responsabilidad, que desde la Cumbre en Margarita el continente africano haya sido víctima de las múltiples intervenciones y ataques por parte de las potencias de Occidente.
Las diversas invasiones y bombardeos imperiales, desestimando toda opción a soluciones políticas y pacíficas de los conflictos internos que se iniciaron en diversas naciones del África, tuvieron entre sus objetivos principales, frenar el proceso de consolidación de la unidad de los pueblos africanos, y en consecuencia, minar el avance de la unión de estos con los pueblos latinoamericanos y caribeños.
La estrategia neocolonial ha sido, desde inicios del siglo XIX, dividir a las naciones más vulnerables del mundo, para así someterlas a una esclavizadora relación de dependencia. Es por esto que Venezuela se opuso radicalmente y desde un inicio a la intervención militar extranjera en Libia. Es el mismo motivo por el que Venezuela reitera hoy, su más absoluto rechazo a toda actividad injerencista de la OTAN.
Ante la amenaza extraregional de impedir el avance y profundización de nuestra Cooperación Sur-Sur, lo digo con Bolívar en su carta de Jamaica de 1815: «unión, unión, unión, debe ser nuestra máxima consigna». Nuestro Gobierno renueva, en esta III Cumbre ASA, en esa hermana República de Guinea Ecuatorial, su absoluta disposición de avanzar en el trabajo requerido para consolidar nuestra cooperación en las áreas que personalmente propuse durante nuestra pasada Cumbre, en la bella isla de Margarita. Energía, Educación, Agricultura, Finazas y Comunicación siguen siendo nuestras prioridades, para las cuales reiteramos nuestro planteamiento de avanzar en iniciativas concretas como PetroSur, la Universidad de los Pueblos del Sur o el Banco del Sur, por citar algunos ejemplos. En el
área comunicacional, desde Venezuela proponemos que este esfuerzo que hemos logrado desarrollar conjuntamente con distintos países de América del Sur, teleSUR, se articule con el África a fin de que
pueda cumplir desde esas latitudes su principal función: conectar a los pueblos del mundo entre sí y llevar a ellos la verdad y realidad de nuestros países.
Finalmente, quiero reiterarle todo mi deseo porque los resultados arrojados en esta III Cumbre ASA, nos permitan convertir a este foro en una herramienta útil para conquistar nuestra definitiva independencia, ubicándonos a la altura de la exigencia epocal y trar, como lo diría el Libertador, la mayor suma de felicidad para nuestros Pueblos.
Soy un convencido, cabal e irrenunciable, que lograremos completar esta causa de siglos que nos han encomendado nuestros libertadores y mártires, nuestros millones de mujeres y hombres presentados en sacrificio por su plena y absoluta libertad. Con el padre infinito, nuestro Libertador Simón Bolívar, lo digo una vez más: «Debemos esperar mucho del tiempo, su inmenso vientre contiene más esperanzas que sucesos pasados y los prodigios futuros deben ser superiores a los pretéritos».
Marchemos pues hacia nuestra unión y definitiva independencia. Parafraseando a Bolívar digo ahora: formémonos una patria, un continente, un sólo pueblo, a toda costa y todo lo demás será tolerable.
¡Viva la unión suramericana y africana!
¡Viva el ASA!
¡Hasta la victoria siempre!
¡Viviremos y venceremos!
Hugo Chávez Frías
AVN