Brian Fincheltub / @Brianfincheltub
El secretismo de Estado sigue haciendo de las suyas y nadie sabe nada, aunque muchos creyeron que en suelo venezolano la información fluiría con mayor facilidad, las cosas se mantienen en estado estacionario. Quizás no nos hemos dado cuenta que cada día nos parecemos más a Cuba
El diccionario nos dice que escasez es “la falta o poca cantidad de una cosa, especialmente si se considera necesaria”. El gobierno no lo busca usted en un anaquel de un supermercado, en una feria o en una tienda de un centro comercial.
Aunque a muchos la palabra gobierno le pudiera sonar abstracta, cuando este falta, las consecuencias las sufrimos todos por igual. Gobernar no es mandar por mandar, lo que nos lleva a hablar de gobierno y gobernabilidad es la capacidad que tiene el sistema de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos.
Un país podrá tener cuarenta y pico de ministerios y una banda de poderosos que dicen ser la representación de la voluntad del pueblo, pero si en definitiva usted no tiene quien le resuelva sus problemas, la conclusión es sencilla: No hay gobierno.
El precio de no tener al frente del país a una clase política que verdaderamente se ocupe de lo prioritario es que los padecimientos del ciudadano de a pie se hacen más difícil de llevar. La gente tiene que cargar con un saco de problemas a los que tenemos que añadirle el peso de unos personajes rodeados de privilegios que solo quieren atornillarse en el poder y en ese camino mentir es quizás el menor de los males en los que incurren.
La única forma de encontrar al gobierno es a través del ejercicio del sufragio universal, directo y secreto. Trasladando las elecciones al plano cotidiano, nosotros como electores vemos una oferta de candidatos a encabezar el poder ejecutivo y compramos la propuesta que más nos convence, ya sea por lo que ofrece y por lo que representa. Pero a los venezolanos se nos hizo una publicidad engañosa en las elecciones de octubre pasado y más de la mitad la compró: Votar por la reelección de una persona que se había curado totalmente y era capaz de llevar de las riendas de la patria seis años más.
Hoy vivimos los resultados, a pesar que el presidente reelecto regresó al país la situación no ha cambiado en lo absoluto. Todavía nadie lo ha visto y desde Miraflores solo piensan en hacer actos en plazas públicas mientras el barco navega sin rumbo claro.
El secretismo de Estado sigue haciendo de las suyas y nadie sabe nada, aunque muchos creyeron que en suelo venezolano la información fluiría con mayor facilidad, las cosas se mantienen en estado estacionario. Quizás no nos hemos dado cuenta que cada día nos parecemos más a Cuba.
Ante la escasez de gobierno solo nos queda organizarnos, no esperar que el curso de los acontecimientos nos sorprenda. Sino tendremos que pagar a precio de mercado negro el bien escaso. Venezuela es un país con muchas oportunidades por delante, pero que empezará a sufrir las consecuencias de un manejo irresponsable por parte de los padres del desgobierno.
Estemos alertas a cada anuncio, no dejemos de expresar nuestro descontento haciendo uso de nuestra libertad de expresión y derecho a la protesta pacífica. Pidamos soluciones y rechacemos las excusas.
Aquí no clamamos por una persona, lo que queremos es que comiencen a gobernar, la gente lo pide. Si no pueden con la responsabilidad háblenle con la verdad al pueblo, antes que el daño sea irreparable.