Mónica Fernández: El policía mejor ciudadano

Monica Fernandez

Todas las noticias que conocemos hacen énfasis en los malos policías, en aquellos que son trasgresores de la ley. Sobre los buenos, que sí  los hay, nada se dice porque no son relevantes como noticia. Resulta realmente importante asumir el reto de formar al policía como el mejor ciudadano es, sin duda un cambio de mentalidad en el componente curricular de una Policía encargada de cumplir el orden público.

Es transitar en materia de capacitación policial por el camino de la seguridad pública hacia la seguridad ciudadana, hasta la seguridad humana, colocando como base de todo los Derechos Humanos y la idea de Convivencia Ciudadana y esto no es otra cosa que lograr que la comunidad se interrelacione con las políticas de seguridad. Pero vamos más allá queremos que el Policía se involucre a la vez con su comunidad, obviamente manteniendo los hilos objetivos de su posición de agente de orden, es decir que no por el exceso de participación se convierta en subjetivo y pase por alto sus deberes.

Cuando aseguramos que el policía debe ser el mejor ciudadano estamos enfocando nuestro esfuerzo en la humanización de la función policial. El policía siente, padece, sufre, ama, llora, es decir su arma no puede quitarle el alma, por el contrario debemos lograr que los policías se involucren de manera Humana con su carrera, con su comunidad, con su vecinos, con los transeúntes, con los conductores y hasta con los trasgresores de la norma, pues el orden no puede implicar jamás el irrespeto, la humillación o el trato degradante del infractor. El policía es un ser humano, tiene derechos y tiene deberes, pero pareciéramos olvidar que es igual al vecino, sólo que con una responsabilidad mayor dados sus ámbitos de competencia. Si lo queremos concebir como el mejor ciudadano debemos darle las herramientas necesarias para que se sienta realmente como tal, y esto va desde la formación, los estímulos salariales, los incentivos colectivos, la premiación y recompensa por la excelencia en su desempeño, condiciones dignas de trabajo y de vida.

Si nuestros policías se sienten frustrados como seres humanos no hay duda que ejercerán su profesión de una manera errada con un sentimiento de odio hacia cualquiera que pareciera estar en una mejor posición. Partiendo entonces de la idea del policía como ser humano podemos ir acercándonos a la idea del policía ciudadano. No por ser un funcionario activo en el ejercicio de sus funciones se convierte en un superhéroe o deja de ser un habitante de la ciudad.

La distancia que se ha creado entre los vecinos y los policías, en general en las policías latinoamericanas, se ha debido a un doble fenómeno: por un lado el policía se siente sólo la ley y el orden, piensa que su rol de policía debe ocupar toda su vida, asumiendo inclusive en su vida personal el lenguaje, modismos, formas de actuar, de su actividad profesional; y por el otro la distancia que el ciudadano le coloca al considerarlo también como policía y no como un igual desde el punto de vista humano. Pareciera entonces que hemos creado una categoría nueva de seres humanos, pues es ilógico pensar que el policía no es también un ciudadano. Enfrentar este fenómeno requerirá, sin duda, un doble ámbito de actuación: educar al policía para recuperar su autoestima,  el sentido de pertenencia a la comunidad y a la vez educar al ciudadano para que cambie su visión sobre el policía.

Logrando un impacto positivo en ambos grupos la percepción de seguridad y la confianza institucional deben mejorar, influyendo en que el ámbito de actuación policial logre ser más eficaz. Si vemos al policía como uno de nosotros no le exigiremos cosas imposibles de ejecutar, lo percibiremos como un ser humano perfectible, nos identificaremos con él, pensaremos que haríamos en su lugar; a la vez el policía observará en su vecino las mismas circunstancias, con la particular característica que debe aplicar la ley y en muchos casos “poner orden”, pero todo se hará desde una perspectiva distinta: la visión integral de la seguridad y el pleno desarrollo de la teoría del respeto e integridad de los Derechos Humanos para todos. Para que la policía ejerza un verdadero control social su actuación debe tender hacia la Constitucionalización de todas sus acciones entendiendo por ello obrar dentro del marco de los Derechos constitucionales.

Los policías deben cumplir ciertos parámetros:

1.-La policía debe reconocerse y debe ser reconocida como parte de un todo dentro del sistema penal y por ende debe tener objetivos comunes con una política de seguridad integral; es decir tender a lo comunitario y a la concepción de seguridad humana.

2.-Debe tener excelentes relaciones con el resto de los protagonistas del sistema: jueces, fiscales, vecinos.

3.-Debe estar al servicio de la comunidad y no de un poder político y para ello sólo puede adaptarse a las necesidades reales de la propia comunidad a favor de la cual prestará sus servicios.

4.-La Policía debe entender que la comunidad tiene que colaborar activamente con ella y este es un aspecto donde debemos insistir con ahínco dados los últimos acontecimientos.

5.-Las funciones policiales deben tender hacia la profesionalización, pues ser policía es ser un servidor profesional esto implica la desmilitarización directa o indirecta de los cuerpos policiales preventivos. Percibimos entonces la formación de nuestros policías de forma integral, no se trata de fortalecer únicamente los elementos operativos, que si bien son importantes no son el único componente que utilizarán. La verdadera arma de reglamento es la Constitución y los Derechos Humanos. El funcionario de policía debe conocerse así mismo, debe ser evaluado intensamente para determinar sus conflictos, sus manías y cualquier otro aspecto de personalidad que pueda influir en el ejercicio de su profesión. La humanización pasa por el reconocimiento absoluto de los derechos del policía como ser humano y miembro de una comunidad.

TIPS PARA QUE TE DEFIENDAS

1.-Genere actividades sociales y comunales en las cuales involucre a funcionarios policiales que presten servicios en la comunidad.

2.-Procurar espacios de acción en conjunto es esencial. Mientras más actividades se realicen en conjunto con la comunidad lograremos el doble fenómeno de reconocimiento.

3.-A través de la capacidad de revisión y supervisión de cuerpos policiales solicite la revisión de planes de integración de los vecinos con sus policías, particularmente en el área de atención al ciudadano y a las víctimas.

4.-Apoye las iniciativas de prevención del delito y de trabajo comunitario. Estas actividades para muchos son inútiles, no controlan la inseguridad o son irrelevantes, pero son realmente las actividades que pueden generar controles directos de fenómenos delictivos menores que producen grandes perturbaciones en las comunidades.

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