Esta es la primera vez desde el advenimiento de la Revolución cubana en 1959 que es designado un número dos del régimen no salido de las filas de aquellos que combatieron al lado de Fidel Castro Ruz
Jean-Hervé Deiller / AFP
La era post-Castro comenzó en Cuba, con la confirmación por parte del presidente Raúl Castro de que dejará el poder pronto y la designación de un sucesor, Miguel Díaz-Canel, un hombre de 52 años que no combatió por la Revolución.
«Histórico», afirmó el propio Raúl Castro el domingo en la sesión inaugural del nuevo Parlamento -a cuya primera parte asistió su hermano Fidel- que concluyó con la nominación de un sucesor para la generación histórica, sucesión que podría ocurrir antes de 2018, término del actual mandato.
Es que aunque lo dijo en tono de broma, Raúl Castro dejó abierta la posibilidad de un retiro anticipado, dos días antes de que confirmara que el mandato de cinco años que recibió este domingo será el «último».
«Voy a renunciar. Ya voy a cumplir los 82 años, tengo derecho a retirarme. ¿No me creen?», dijo Castro sonriendo ante los periodistas, tras acompañar al primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, a un antiguo cementerio militar soviético cerca de La Habana.
Esta es la primera vez desde el advenimiento de la Revolución cubana en 1959 que es designado un número dos del régimen no salido de las filas de aquellos que combatieron al lado de Fidel Castro.
Raúl Castro fue el número dos de su hermano Fidel, cinco años mayor, hasta que este último abandonó el cargo en julio de 2006 a causa de una enfermedad. Nombrado oficialmente en febrero de 2008 como presidente del Consejo de Estado, órgano ejecutivo supremo, «Raúl» designó como número dos a un compañero de lucha, José Ramón Machado Ventura, ahora de 82 años y relegado entre los cinco vicepresidentes del Consejo.
La nominación de Miguel Díaz-Canel en el puesto de primer vicepresidente del Consejo de Estado marca «el inicio de la era post-Castro», declaró a la AFP el analista cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver (Colorado, EEUU).
«Díaz-Canel se diferencia por tres razones: su edad, nacido después del triunfo revolucionario de 1959 y educado dentro del sistema; su forma de ascenso al poder, paso por paso, en el aparato partidista, no a partir de participar en la gesta revolucionaria; (y en ser) un civil con escasa experiencia militar», añadió.
Nacido el 20 de abril de 1960, Díaz-Canel, que es ingeniero electrónico, nunca ha agitado las aguas. Discreto y afable, ha escalado el poder a la manera preferida de Raúl Castro, «sin prisa pero sin pausa», leitmotiv del presidente cubano.
Militante de la Juventud Comunista, fue primer secretario del todopoderoso Partido Comunista en su provincia natal de Villa Clara (centro) y luego en la de Holguín (en el sureste de la isla), antes de ser admitido entre los 15 miembros del buró político del partido único en 2003.
Nombrado ministro de Educación Superior en 2009, se convirtió en uno de los ocho vicepresidentes del Consejo de Ministros en 2012, antes de hacer una entrada sensacional entre los 31 miembros del Consejo de Estado, directamente al puesto número dos.
Aunque la ruta está trazada, no todo sucede como se pensó en Cuba, donde tampoco son ajenas las luchas de poder. Varias figuras emergentes del régimen en los años 90 -Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Roberto Robaina- cayeron en desgracia más rápido que su ascenso al poder.
«Nadie podrá gobernar a Cuba como lo han hecho Fidel Castro y Raúl Castro. No cuentan con la legitimidad carismática que es clave del liderazgo histórico (…), por tanto será un período de prueba, en el cual (…) tendrán que demostrar la habilidad y capacidad de llevar adelante las reformas que se proponen y perfilar la Cuba del futuro», dijo a la AFP el politólogo cubano Carlos Alzugaray.
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«Eso no es suficiente»…
Estados Unidos reaccionó este lunes a las novedades en la cúpula cubana afirmando que «un cambio de liderazgo sin que haya reformas democráticas esenciales (…), no será un cambio fundamental en Cuba».
«Seguimos esperando el día en que los cubanos vivan en democracia, cuando tengan la oportunidad de elegir libremente a sus líderes en un proceso abierto y democrático, y gocen de las libertades de expresión y de asociación sin miedo a represalias», dijo a periodistas un portavoz del Departamento de Estado, Patrick Ventrell. AFP