MANAGUA. Nicaragua le debe a Violeta Barrios de Chamorro, la única mujer que ha llegado la Presidencia del país (1990-1997), un legado de paz, democracia y apertura económica, subrayaron ayer varios políticos nicaragüenses al cumplirse 23 años de su victoria electoral. Los consultados coincidieron en la importancia de la Presidencia de Violeta Barrios y también en manifestar que 23 años después las bases que ella sentó se mantienen salvo en lo que se refiere al respeto a las normas de la democracia. La protagonista del aniversario, que tiene 83 años y está afectada por un tumor cerebral, se mantiene alejada desde hace tiempo de la vida pública.
“La paz es un hecho que Nicaragua vive desde entonces, se mantiene el modelo económico que inició doña Violeta a partir de 1990, (aunque) hay un retroceso en elementos de la democracia”, declaró ayer Antonio Lacayo, exministro de la Presidencia y yerno de la antigua gobernante.
Antes de 1990, Nicaragua vivió 40 años bajo la dictadura de los Somoza y diez años con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el contexto de una guerra civil que dejó 150.000 víctimas entre muertos, desaparecidos, huérfanos y viudas, y divisiones ideológicas que llevaron al país a una profunda crisis económica. Sin militancia política, en septiembre de 1989 Violeta Barrios aceptó la candidatura a la presidencia de la República por la Unión Nacional Opositora (UNO), que agrupaba a 14 partidos opositores desde la derecha a la izquierda moderada.
Contra todo pronóstico, en los comicios del 25 de febrero de 1990 consiguió el 54,7 % de los votos y derrotó a Daniel Ortega, el actual presidente de Nicaragua, que tras ejercer el cargo en el periodo 2007-2011 fue reelegido en 2011 en medio de la polémica pues no estaba permitida la reelección inmediata.
Lacayo comentó que “la mayor parte del legado” de Barrios de Chamorro “se mantiene al día de hoy”, ya que los nicaragüenses están “siendo capaces de vivir juntos en este país sin estarse matando unos a otros”.
“Tenemos un modelo de libre mercado, apertura comercial, una moneda estable y atracción para los inversionistas”, añadió.
Cristiana Chamorro Barrios, hija de la expresidenta y de Pedro Joaquín Chamorro, periodista asesinado por el somocismo en 1978, dijo al diario La Prensa que su madre condujo “la gran transición, la gran transformación” de Nicaragua. “Pasamos de la guerra a la paz, del totalitarismo a la democracia, y de la economía centralizada y planificada a una economía libre”, argumentó la hija de la expresidenta. Humberto Belli, exministro de Educación con Barrios y uno de los letrados más críticos del actual Gobierno de Ortega, señaló que en el aspecto político no solo no se mantuvo el ritmo marcado por Violeta Barrios sino que ha habido “un retroceso”.
“La victoria de 1990 trajo la esperanza de un gran sector de los nicaragüenses porque se iba a abrir un primer período de su historia del siglo XX de institucionalización de la democracia, la despolitización del Ejército, de la Policía, parecía que íbamos bien encaminados, pero ha habido un retroceso”, expresó Belli. A juicio del exministro “esa involución comenzó a raíz del pacto entre (el expresidente) Arnoldo Alemán y Ortega, en el que politizaron los poderes del Estado, y luego por el irrespeto a la Constitución y los fraudes electorales de Ortega”. “Estamos en peligro que volvamos a debilitar el frágil Estado de Derecho, caigamos a una dictadura como la de los Somoza, que si bien permitió la economía de bienestar en Nicaragua, provocó una guerra civil”, argumentó Belli.
La expresidenta de Nicaragua no conmemora esta fecha histórica, confirmó Lacayo, pero se encuentra estable y sigue recibiendo cada fin de semana a sus cuatro hijos, nietos, con las diferentes ideologías políticas que todos acarrean.
Agencias