En las últimas semanas se ha creado un clima de tensión y miedo en los vecinos de Candelaria al ver como muchas personas a sus alrededor tienen en riesgo perder su derecho a la propiedad. Ante esto la propietaria Nirca Gutiérrez inició nuevamente una jornada de protesta en el edificio Darijack I de la misma parroquia, donde se encadenó a la puerta de su apartamento y colocó una colchoneta exigiendo que se le devuelva su vivienda, ella al igual que la señora Meyra Pacheco quien lleva el mismo modo de manifestación más de un mes en la torre Doralta. Los ciudadanos exigen a la Superintendencia de Vivienda haga valer el respeto a la propiedad privada.
Carlos Julio Rojas, coordinador de la Asamblea de Ciudadanos de Candelaria, explicó el miedo que sienten los habitantes de perder su propiedad, además de las confiscaciones e invasiones que sin ningún tipo de consulta ocurren en el centro norte de Caracas. “En nuestra parroquia existen muchos casos de personas que luego de ser aprobado el desalojo de sus viviendas los inquilinos intentan quedarse con la propiedad y estos ven como lo invertido por años para adquirir una vivienda propia se esfuma en un instante”, dijo.
Rojas señaló que el derecho a la propiedad privada consagrado en la Constitución es violentado por el gobierno nacional y se hacen de la vista gorda ante las innumerables invasiones que afectan a Candelaria. “Hay 28 edificaciones invadidas en este sector que además de violar la propiedad son focos de violencia e inseguridad que tienen en zozobra a la comunidad”.
“No tengo donde vivir a pesar de ser propietaria y suplico que se me entregue mi apartamento”
Nirca Gutiérrez, propietaria de apartamento en el edificio Darijak I, pidió que se le sea devuelto su hogar porque no posee otra vivienda y se encuentra arrimada en casa de unos familiares. “Llevamos cinco años desalojando a esta persona, ya el tribunal y la Superintendencia de Vivienda tomaron decisión de que la inquilina desocupe y sea llevada a un refugio. Pero esta orden no ha sido ejecutada por los organismos del Estado, yo me mantendré en protesta encadenada a mi apartamento hasta obtener respuesta”, aseguró.
Por su parte Meyra Pacheco, dueña de vivienda en la torre Doralta, resaltó sentirse afligida y alarmada por la actitud de sus arrendatarios, pues los días pasan y sigue estando en las puertas de su vivienda. “En una acto de solidaridad, le alquilé hace 13 años mi única vivienda a una familia, pero al transcurrir los años tuve la necesidad de venirme del exterior y recuperarla, pero hoy en día lamento de arrendarla, pues llevo más de un mes pernotando en las afueras de mi apartamento a fin de exigir la desocupación del inmueble porque mis inquilinos se niegan a irse, alegando no tener un techo donde vivir”.