Benedicto XVI, el primer papa en 700 años en renunciar, pidió «unidad» en su último día como líder de la Iglesia Católica, pocas horas antes de subir este jueves a un helicóptero para abandonar el Vaticano. «Vamos a permanecer unidos, queridos hermanos», dijo el Papa durante una breve ceremonia de despedida ante 144 cardenales reunidos por la mañana en la Sala Clementina del palacio apostólico en el Vaticano.
«En estos ocho años hemos vivido con fe momentos hermosos de luz radiosa en el camino de la Iglesia y también momentos en los que hubo nubes densas en el cielo», señaló el Papa, que se despidió uno por uno de los purpurados, entre los que había algunos de los que suenan para sucederle al frente de una institución sacudida en los últimos años por controversias y escándalos.
El encuentro fue el primero en la agenda oficial de la última jornada del pontificado de Joseph Ratzinger, el papa alemán de 85 años que tras ocho años en el trono de Pedro anunció inesperadamente el 11 de febrero la decisión de renunciar por «falta de fuerzas».
En su discurso, Benedicto XVI prometió «reverencia y obediencia» a su sucesor, elegido en el próximo cónclave, una afirmación que según dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, demuestra que no tiene «ninguna intención» de interferir en las decisiones del futuro Papa.
A las 17h00 locales (16h00 GMT), Benedicto XVI enviará su último tuit y su cuenta quedará cerrada. Luego se despedirá brevemente de la guardia suiza antes de marcharse en helicóptero hacia la residencia papal de Castelgandolfo, a unos 25 kilómetros al sur de Roma, donde vivirá unos dos meses.
Su llegada a este pequeño pueblo está prevista 20 minutos después. Tras un último saludo desde el balcón a los fieles, se instalará en su residencia provisional y las puertas del palacio se cerrarán a sus espaldas. A las ocho en punto de la noche (19h00 GMT) se hará oficial su renuncia y el Vaticano entrará oficialmente en periodo de «Sede Vacante» abriendo la vía a la celebración de un cónclave que deberá elegir al próximo jefe de la milenaria institución.
Dos meses después, Joseph Ratzinger, que será llamado «Papa Emérito», se instalará en un antiguo convento dentro de los muros del Vaticano que está siendo reformado para acogerlo.
Camino al cónclave
La renuncia del pontífice, un hecho sin precedentes desde la de Celestino V en 1294, abre la vía a la celebración del cónclave para elegir a un nuevo papa, que podría empezar en la segunda semana de marzo si todos los cardenales están ya en Roma.
Entre los nombres más mentados para su sucesión figuran el de los cardenales brasileños Claudio Hummes y Joao Braz de Aviz, así como el del filipino Luis Antonio Tagle o el del canadiense Marc Ouellet, un gran conocedor de América latina.
El Vaticano confirmó este jueves que ya ha recibido 3.641 demandas de acreditación de 668 medios de comunicación de 61 países para seguir la elección. La decisión de Benedicto XVI marca un precedente en la historia moderna de la Iglesia Católica, que cuenta con 1.100 millones de fieles en todo el mundo.
Entre los temas que el próximo Papa tendrá sobre la mesa figuran la difusión del mensaje católico más allá de la congregación de fieles, la modernización de la institución y la respuesta a las acusaciones de corrupción y de encubrimiento de curas pedófilos.
Benedicto XVI se despidió el miércoles de los fieles en una multitudinaria audiencia en la plaza de San Pedro, donde confesó haber vivido días agitados durante su papado, aunque dijo que la iglesia sigue «viva» y que Dios no la dejará «hundirse». Durante esta inédita despedida papal transmitida en directo por televisión, el jefe de la Iglesia explicó que «no abandona la cruz», una respuesta al desconcierto y a las críticas que ha suscitado su gesto entre algunos católicos.
AFP