Cuatro meses después del paso del huracán Sandy, este emblemático monumento de Nueva York, continúa cerrado
ALBANY. «No tenemos fecha de reapertura. Queda mucho trabajo por hacer», dijo a medios la vocera del monumento, Linda Friar. El pasado 29 de octubre, el huracán Sandy provocó una subida del agua en varias zonas de Nueva York con una marea alta de 4,2 metros y Liberty Island, la pequeña isla en la que se encuentra la estatua y que está situada a un kilómetro del sur de Manhattan, resultó inundada en un 75%.
La estatua de 93 metros y más de 200 toneladas cuya corona había sido reabierta poco antes del paso del ciclón tras un año de trabajos, no resultó dañada. Pero los dos embarcaderos, incluyendo el que es utilizado a diario por miles de turistas, fueron destruidos. Las instalaciones eléctricas y de telefonía también sufrieron daños y los adoquines de los senderos fueron removidos por el agua y el viento.
A mediados de diciembre, tras una visita al lugar, el secretario estadounidense del Interior, Ken Salazar, había estimado el costo de las reparaciones en 59 millones de dólares para Liberty Island y su vecina Ellis Island. A principios de febrero, el senador demócrata de Nueva York, Charles Schumer, se había enojado ante la ausencia de una fecha de reapertura.
La Estatua de la Libertad atrae junto con Ellis Island a unos 4 millones de visitantes anuales, generando millones de dólares de ingresos. El cierre del monumento llevó al despido de 400 personas, empleados de seguridad, personal de barcos de turismo, tiendas de recuerdos y otros pequeños comercios, según Schumer.
Agencias