Los 50 primeros años de una diva llamada Lila Morillo

El antes y el ahora de un ícono: Las impactantes fotografías que adornan este reportaje,  muestran a la zuliana en todo el esplendor de su divismo y sensualidad, La imagen de la izquierda forma parte del documento gráfico que acompaña este álbum de colección y la de la derecha el ahora de una leyenda viviente
El antes y el ahora de un ícono: Las impactantes fotografías que adornan este reportaje, muestran a la zuliana en todo el esplendor de su divismo y sensualidad, La imagen de la izquierda forma parte del documento gráfico que acompaña este álbum de colección y la de la derecha el ahora de una leyenda viviente

Amada, odiada, reconocida, pero jamás ignorada. Lila Morillo a lo largo de más de cinco décadas de trayectoria, ha sido, es y será una de las artistas más mediáticas, populares, talentosas y escandalosas de una Venezuela, que ha caminado a su ritmo y melodrama, aunque muchos no lo quieran admitir. La primera figura sexy que irrumpió en el mercado y llenó de sensualidad, morbo y voluptuosidad a la farándula criolla, conmemora parte de su legado musical, con un CD doble, donde se presenta “lo viejo y lo nuevo” de Lila Morillo. Con etiqueta Velvet, disquera que tuvo en su catálogo a la diva zuliana por muchos años, nos regala una joya de colección, donde temas emblemáticos de su carrera como: Salud, dinero y amor, Que injusticia, El rosario de mi madre, Mi condena, Aquella noche y Ahora no me conoces, se unen a la nueva versión de sus emblemáticas canciones; El cocotero y El moñongo con Los Rebeldes del Swing, La jaula de oro, a dúo con Carlos Romero “El Potrillo” y donde duetos con estrellas como Mayra Marti en Lluvia, Poco hombre con Reina Lucero y Sentencia de amor, con su hija mayor Liliana Morillo,  demuestran que hay Lila para rato. Además trae temas compuestos por ella, en el cual Gato de Angora, sugestivo titulo y comercial canción, si se promocionase como merece, se convertiría en otro éxito más en el amplio repertorio de la popular intérprete de música venezolana, baladas y desgarradores boleros.

Voz privilegiada y talento para el melodrama y la comedia

Cantante, actriz, compositora y dueña de la fórmula del éxito, la “maracucha de oro” nacida el 14 de agosto de un año donde existen varias opiniones, ha marcado con su prodigiosa voz-considerada una de las más afinadas de Latinoamérica-la historia musical de Venezuela. La reina de la rocola y el despecho, del melodrama y la cursilería, ha sabido sacarle el jugo a lo que otros le huyen por miedo al supuesto ridículo, pero Lila astuta al fin, ha sabido capitalizar el miedo de sus colegas y allí radicó y radica su éxito. Más de 50 años en la palestra confirman que las lagrimas generan dividendos, beneficios y venden.

Lila cuatro letras  sinónimo de oro y platino

La Voz pudo conocer por una fuente cercana a la disquera, que este álbum doble de colección llamado “Lila Morillo 50 años” ya supera las seis mil copias vendidas. Fenómeno que demuestra que a pesar de la crisis que vive el país y del monstruo de mil cabezas llamado piratería, Lila sigue siendo la vendedora de discos que ha sido siempre. Por tal motivo y conscientes de ello, la disquera prepara para el mes de las madres un nuevo regalo musical de la interprete de Fuego lento, Tres meses de vida, Propiedad privada, Anillo de promoción, La vida es chiquita, Fichas blancas, Perdone usted y un largo etcétera, donde no serán dos CD, sino seis lo que vendrán en un estuche, de esos que resguardan las joyas, donde la prodigiosa y afinada voz de la inmortal estrella, nos volverá a envolver en el despecho, el melodrama, la rocola, el terciopelo y las lentejuelas.
Lila no pasa de moda y por generaciones ha sido emblema de un país, hermoso como su voz, inmenso como su talento y dividida entre dos bandos como se encuentra sumergida actualmente Venezuela. Pero ninguno de los dos polos puede dejar de reconocer que ésta nos ha regalado a todos, su vida, su legado y su ejemplo, porque ella es una representación digna, fiel y contundente, de que no existen límites, ni pobreza, ni obstáculos, que puedan con el talento, las ganas y la determinación de lograr las metas en la vida. Ella lo logró y eso no tiene discusión, ni debate. En conclusión:
¡Qué viva el melodrama y la cursilería!

Diego Kapeky / Twitter: @diegokapeky

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