El silencio del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cumple esta semana su tercer mes.
Del mandatario sólo se sabe lo que dice el gobierno: lo último es que está en el Hospital Militar de Caracas y que -según dijo el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, en cadena nacional- su salud ha empeorado con una severa infección y un deterioro de su condición respiratoria.
Fuera de la escena pública desde que el pasado 10 de diciembre partió hacia Cuba para su cuarta operación contra el cáncer, la figura de Chávez continúa omnipresente en discursos oficialistas y en la propaganda gubernamental. Mientras el vicepresidente Nicolás Maduro aparece como la cabeza visible del gobierno, en la oposición viven en clima preelectoral y los potenciales candidatos comienzan a posicionarse.
Además, empieza a ser recurrente que -según se acerca el viernes, cuando se cumplen los 90 días- se disparan los rumores y la intranquilidad acaba teniendo que ser atajada por una intervención pública de Maduro o Villegas. El domingo hubo una marcha opositora y su contraparte oficialista a pocos kilómetros.
En principio, debería bastar una aparición del presidente para poner calma en lo enrarecido del ambiente, un río revuelto en el que es difícil identificar quién lleva la ganancia. «Todo el mundo pierde. Y pierde el pueblo venezolano porque esta actitud de incertidumbre ha traído enorme malestar a los venezolanos», le dijo a BBC Mundo Carlos Romero, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela.
¿Gana Maduro?
Con la ausencia de Chávez quien ha adquirido protagonismo ha sido Maduro, con lo que se pudiera identificar como quien, por consiguiente, resulta beneficiado por el silencio presidencial. Sin embargo, analistas consultados por BBC Mundo coinciden en que la popularidad de Maduro va íntimamente ligada al hecho de que fue el propio Chávez quien lo designó como su hipotético sucesor.
Al anunciar que regresaba a Cuba por habérsele reproducido el cáncer, el mandatario les pidió a los suyos que, de haber elecciones, votaran por Maduro. Desde entonces, los índices de popularidad del vicepresidente se han multiplicado.
«A Maduro le interesa que la conexión con Chávez se mantenga. No le sirve que Chávez esté completamente ausente porque empieza a minarse la confianza. Por eso, las fotos; por eso, traerlo a Caracas», le comenta a BBC Mundo Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.
Según León, la creciente popularidad de Maduro, gracias al endoso de Chávez, tendrá en el corto o mediano plazo un punto de inflexión y pasará a decaer en la medida en que se diluya la conexión con el presidente. «Ellos tienen una fuerza vinculada a la fuerza de Chávez. Ellos necesitan poner gasolina a la conexión, que de lo contrario se puede debilitar», concluye León.