Los funerales de Estado del presidente Hugo Chávez se desarrollan este viernes en esta capital en presencia de los líderes de América Latina y el Caribe, después de los cuales Nicolás Maduro jurará como presidente encargado, con el reto de hacer perdurar al chavismo más allá de las elecciones que debe convocar antes de 30 días.
El cuerpo de Chávez no recibirá sepultura, sino que se será exhibido durante siete días más, ante la enorme afluencia de venezolanos a la capilla ardiente, y será embalsamado para reposar en un museo caraqueño, instalado en el que fuera su cuartel general en el fallido golpe de Estado en 1992.
Este viernes, a partir de las 11 de la mañana, se celebran los funerales en la Academia Militar donde está instalada la capilla ardiente, en presencia de más de 30 jefes de Estado y de Gobierno, incluidos todos los presidentes latinoamericanos, salvo el paraguayo Federico Franco excluido de los organismos regionales, y los controvertidos presidentes de Irán, Mahmud Ahmadinejad, y de Bielorrusia, Alexander Lukachenko.
También estarán presentes el ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov, y el heredero de la Corona española, Felipe de Borbón. «Quiero dar mis profundas condolencias al pueblo venezolano y a todos los pueblos del mundo, sobre todo los latinoamericanos», afirmó Ahmadinejad a su llegada a Caracas.
«El presidente Chávez ha sido símbolo de todos los que buscan justicia, el amor y paz en el mundo», dijo el presidente iraní, que compartió con Chávez su enemistad con Washington y recibió el apoyo del venezolano para su programa nuclear.
Estados Unidos participará con una delegación de bajo rango. Ambos países retiraron a sus embajadores en una de las muchas controversias que marcaron los catorce años (1999-2013) del gobierno de Chávez.
Después de los funerales, a las 19H00 (23H30 GMT), Nicolás Maduro asumirá la presidencia interina y hará «el llamado a elecciones cuando corresponda, de acuerdo con la Constitución en los siguientes 30 días», explicó el presidente de la Asamblea nacional, Diosdado Cabello.
Entretanto, los partidarios de Chávez seguían alimentando las largas colas para verle de cerca por última vez y desfilando delante de su catafalco. Más de dos millones de personas, según el ejecutivo, han dado su adiós al líder.
No se han difundido imágenes del rostro del líder, pero una periodista de la AFP que pudo acercarse al féretro lo describió así: «Vestido impecablemente de traje verde olivo y corbata negra, coronado con su emblemática boina roja, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, luce un rostro sereno a pesar del rigor de la muerte».
Aun bajo el frío de la madrugada, cientos de miles de personas seguían este viernes esperando su turno.
Por doquier, las filas de gente serpentean indiferentes a la basura acumulada en dos días de peregrinaje popular para llegar ante el féretro de Chávez y rendirle su último tributo. «No importa las horas que esperemos, pero aquí vamos a estar hasta que lo veamos», dijo Luis Herrera, tocado con la boina roja que popularizó el exmandatario venezolano.
Herrera, un chófer de 49 años de edad, llegó de una barriada caraqueña al final de la tarde del jueves y para medianoche aún estaba muy lejos de entrar al recinto donde se encuentran expuestos los restos del expresidente, fallecido el martes.
Sus ojos se humedecen al pensar en lo que hará cuando lo vea: «rezaré un padrenuestro para que Dios lo reciba con los brazos abiertos», dijo. Jugar cartas, cantar y gritar consignas en honor al presidente: todo es válido para soportar las largas horas de espera para llegar hasta la capilla ardiente.
Los vendedores ambulantes recorren la zona comerciando afiches, banderas y fotos de Chávez. Los planes de quienes aguardaban no parecían alterados por el anuncio del gobierno de que Chávez seguirá expuesto tras ser embalsamado -«como Ho Chi Minh, Lenin y Mao», dijo Nicolás Maduro.
Un embalsamador filipino, Frank Malabed, famoso por haber tratado el cuerpo del dictador Ferdinand Marcos, ofreció sus servicios a Venezuela y explicó que los expertos deben actuar con rapidez para preservarlo de la descomposición. «Lo que cuenta, es que no tarden (en elegir al embalsamador). Cuanto más esperen, más difícil será», advirtió.
«Hay que inyectar un fluido en las arterias después de haber vaciado el sistema venoso de su sangre. Esto se hace con una jeringuilla hipodérmica que se va llenando», detalló Malabed.