Durante un tiroteo suscitado la madrugada del sábado en el barrio San José de Cotiza, una bala perdida impactó en la espalda de Germán José Mendoza, de 36 años, empleado de PDVAL, que regresaba a su casa de un velorio.
Mendoza acudió en la noche al funeral de Ángel Plaza Ascanio, taxista ultimado en la avenida Baralt el viernes en la noche. Tras dar el pésame a los familiares de su amigo, se devolvió a su casa, pero fue sorprendido por la balacera que se inició en ese momento. Intentó resguardarse detrás de una moto, pero el proyectil lo alcanzó. Murió en el sitio.
Trabajaba desde hace tres años en PDVAL repartiendo productos del programa Mi Casa Bien Equipada. Razú Zambrano, madre del fallecido, lamentó que es el segundo hijo que le matan. El primero ocurrió en 2009, Julio Mendoza, de 25 años en ese entonces, para robarle una camioneta. A raíz de ese crimen la señora se mudó a la isla de Margarita, por temor a la inseguridad caraqueña y la falta de justicia. Lamentó que las autoridades no tengan planes efectivos para erradicar la problemática. “Todos están pendientes de la muerte de Chávez y en los barrios siguen matando gente”, expresó desde la morgue.
Crimen en Petare
En San José de Petare, Luis Fernando Galindo, de 18 años, es el tercer miembro familiar que es asesinado en un lapso de tres años. Le dispararon el viernes en la noche cuando iba a visitar a un primo. Falleció el sábado, después de ser operado, en el hospital de El Llanito.
Sus otros dos hermanos, Jairo y Jesús Galindo, murieron en la misma zona, por robo y ajuste de cuentas con bándalos del sector. Los demás familiares han tenido que mudarse tras ser amenazados.
Jarrinson Álvarez, de 16 años, murió el sábado, luego de agravarse una herida de puñalada recibida el 9 de febrero, durante la realización de una fiesta. La presunta persona que lo hirió fue el padrino de su novia, quien está dado a la fuga.