ASUNCION. La lucha contra el dengue se ha tornado misión imposible en Paraguay, cuyo clima facilita la proliferación del mosquito transmisor y la población no termina de percibir la amenaza, pese a las inauditas cifras de mortalidad de los últimos dos años.
Poco o nada han influido en la población las recomendaciones constantes de las autoridades sanitarias sobre la limpieza de baldíos y eliminación de recipientes que puedan acumular agua, en los que el insecto transmisor se reproduce.
Ni siquiera la declaración de la alerta epidemiológica nacional, el 8 de enero pasado, y las visitas casa por casa de cuadrillas de control y limpieza lograron despertar en los paraguayos la necesidad imperiosa de prevenir y combatir este peligro.
El Ministerio de Salud registró de comienzos de enero hasta el pasado día 8 un total de 54.747 notificaciones de casos sospechosos de dengue y un promedio de 650 hospitalizaciones por día debido a casos febriles, lo que supuso que en solo dos meses fueron asistidos el equivalente a todos los pacientes tratados en 2012 debido a esa enfermedad.
Además de los 29 fallecimientos de enero y febrero, hay otros 20 muertos en estudio para determinar si la causa fue el dengue, que en 2012 mató a 70 personas en el país.
La cartera sanitaria no se cansa de suplicar a los habitantes que acudan de inmediato al hospital ante la aparición de síntomas de la enfermedad (….), evitar la automedicación y colaborar en la eliminación de los criaderos del vector.
El dengue, causado por la picadura del mosquito aedes aegypti, cursa con síntomas como fiebre, dolores de cabeza y musculares y puede ser mortal, sobre todo cuando el paciente lo ha sufrido más de una vez o adquiere uno de los serotipos más peligrosos.
Precisamente, las autoridades atribuyen la escalada de mortalidad por dengue en los últimos años a la gran masa afectada de población que ya la padeció y que al volver a contraer el mal se expone a complicaciones mayores.
El especialista en enfermedades infecciosas y epidemiólogo Iván Allende dijo a Efe que si el país tuviera «una población que perciba mejor el riesgo, entonces sería más fácil cortar la epidemia».
«Serían personas que van a reposar, no se van a movilizar para evitar una mayor diseminación de la enfermedad. Pero esto es una utopía porque las personas tienen que trabajar, igual si están enfermas tienen que salir a ganarse su alimento», mencionó Allende.
El exdirector de Vigilancia de la Salud citó entre los otros factores que propician la epidemia la falta de tratamiento de adecuado de los residuos y la mala distribución del servicio de agua potable, principalmente en los municipios aledaños a la capital.
Asunción y las ciudades de su área metropolitana, donde se concentra el 40 por ciento de la población del país, son las más castigadas por la epidemia, cuya propagación se vio facilitada por las constantes lluvias y las altas temperaturas.
«Hay población expuesta, en riesgo porque tienen que acumular agua para su consumo. Las familias se ven obligadas a almacenar agua en recipientes que se convierten en grandes criaderos de mosquitos», comentó el experto.
A esto, «se suman las deficiencias en la recolección de los residuos sólidos por parte de nuestros municipios» y la falta de «cultura de reciclado», abundó.
Consideró que para mayo o junio próximo podría darse una disminución de los casos y descartó que la llegada de las temporadas de frío puedan cortar la circulación del vector.
«Para que el mosquito deje actuar como vector se requieren temperaturas menores a 6 grados centígrados, generalmente ocho horas al día y por un período mínimo de ocho días. Esto se da muy poco en nuestro país, así que no podemos esperar la llegada de un frío polar para cortar la epidemia», relató.
Dijo, además, que «no se puede hablar de la erradicación del dengue en Paraguay», porque, según el médico, «eso implica eliminar el vector».
«No existen hasta el momento estrategias eficientes para la eliminación del vector», insistió Allende, quien exhortó a las autoridades a aplicar controles más precoces.
Las 70 muertes por dengue en 2012 superaron a los reportes de 2011, cuando hubo 62 fallecidos, y reflejaron un impacto desconocido de la enfermedad en Paraguay, que no registró casos mortales hasta 2007, cuando hubo 17 decesos.
En 2010, 15 personas perdieron la vida a causa de ese mal.
La mejor arma para combatir el dengue -a falta de una vacuna que la contrarreste- sigue siendo la prevención, según los especialistas locales, que siguen inmersos en esta lucha, una misión imposible hasta el momento en Paraguay.
Agencias