El abogado Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda, será la cara de la oposición venezolana en las elecciones convocadas para el 14 de abril próximo, en las que con un discurso alejado de los extremismos espera movilizar a los descontentos tras 14 años de chavismo.
Con apenas 40 años, Capriles acumula ya una larga carrera política que le ha llevado a ser elegido dos veces gobernador del estado Miranda, presidente de la Cámara de Diputados y alcalde, convirtiéndose en el político opositor con mayor número de victorias en las urnas, donde, sin embargo, no pudo vencer a Hugo Chávez.
Descendiente de judíos del gueto de Varsovia y biznieto de víctimas del campo de exterminio de Treblinka, Capriles se declara católico practicante y mantiene un discurso en el que trata de alejarse de los radicales de la oposición y del oficialismo.
Nunca tuvo problema en reconocer la necesidad de mantener los programas sociales de Chávez, además de subrayar la necesidad de ir al grano, asegurando que él, a diferencia del fallecido presidente venezolano, no iba a estar hablando durante horas en la televisión.
En las elecciones del 7 de octubre pasado se enfrentó en las urnas a Chávez como representante de la oposición unida y el 14 de abril se medirá con Nicolás Maduro, presidente encargado del país desde el pasado viernes, a quien ha acusado de mentir y de usar el dolor de los seguidores de Chávez, fallecido el pasado 5 de marzo. «Nicolás yo no te voy a dejar el camino libre, compañero, vas a tener que derrotarme por votos y voy a pelear con estas manos por cada voto, cuésteme lo que me cueste», subrayó Capriles.
Capriles pertenece a la clase alta caraqueña. Por lado paterno, forma parte de una familia de dueños de medios de comunicación y empresas inmobiliarias, entre otros intereses, y por ala materna sus parientes poseen un importante complejo de salas de cine.
Aunque sus apellidos están asociados al poder empresarial, ha procurado desvincularse de una imagen elitista o poderosa para captar simpatías entre las clases más desposeídas. Pese a su juventud, cuenta con un grueso currículum. Es gobernador de Miranda, estado que abarca parte de Caracas y uno de los más importantes del país, cargo en el que fue reelegido en diciembre pasado tras vencer a Elías Jaua, delfín de Chávez.
Antes había hecho lo mismo con Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional. Fue dos veces alcalde del municipio caraqueño de Baruta y hace 14 años se convirtió en el presidente más joven de la desaparecida Cámara de Diputados.
Es militante del partido Primero Justicia prácticamente desde su fundación y se ha mantenido dentro de esta organización política, que se ha erigido como una de las principales de la oposición desde el año 2000. Nunca se ha casado y tampoco tiene hijos aunque se le conocen algunos romances.
Sus detractores le acusan de «inacción» durante el ataque que sufrió la embajada de Cuba en Venezuela por parte de radicales antichavistas durante el golpe de Estado que sacó a Chávez del poder dos días en abril de 2002. El entonces embajador cubano en Venezuela, Germán Sánchez, aseguró que Capriles, que en esa época era alcalde de la zona donde se encuentra la sede diplomática, no hizo nada para evitar las agresiones y destrozos, que alcanzaron a automóviles e incluyeron el corte de electricidad y agua a la legación.
Aquellas acusaciones terminaron con su encarcelamiento 119 días y su caso llegó hasta el final de la vía judicial, donde Capriles fue exonerado de culpa. Durante la campaña para los comicios de octubre recorrió cerca de 300 pueblos con un discurso en el que no escatimó críticas al Gobierno por la inseguridad, la falta de productividad en el país, problemas de educación y la corrupción, mientras se quejaba del desequilibrio de la campaña.
Al final, Capriles fue vencido por Chávez el 7 de octubre, pero su victoria en Miranda ante Jaua, delfín del presidente fallecido el martes, en medio de la debacle de la oposición en las elecciones de diciembre, prácticamente dejó garantizado su liderazgo en las aspiraciones opositoras. Con la muerte del jefe de Estado a causa de un cáncer, vuelve a ponerse al frente de las esperanzas opositoras para poner fin a 14 años de chavismo.
EFE