La elección de un papa se realiza mediante una serie de reglas y rituales cuidadosamente coreografiados que han sido afinados a lo largo de los siglos desde que el término «cónclave» (lo que se cierra con llave, en latín) fue usado en el siglo XIII para describir el proceso de encerrar a los cardenales hasta que elijan a un nuevo pontífice.
Estas son las reglas que se usarán para elegir al 266to papa:
¿QUIEN VOTA?
Sólo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto; en este caso, 115 hombres cubren el requisito y habrán de votar. Dos cardenales que podían sufragar no asistieron al cónclave: el arzobispo emérito de Yakarta, Julius Darmaatjadja, por enfermedad; y el escocés Keith O’Brien, quien se excusó luego de admitir que tuvo comportamiento sexual inapropiado.
¿CUAL ES EL RITUAL?
El primer día del cónclave inicia con la misa «Pro eligendo Romano Pontificie». Por la tarde, los cardenales se reúnen en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico y entran formados en la Capilla Sixtina al tiempo que cantan la «Letanía de los Santos» y el himno «Veni Creator» para implorar a los santos y al Espíritu Santo que les ayuden a elegir un papa.
Bajo el fresco «La creación» y ante el mural «El Juicio Final», ambos de Miguel Angel, cada cardenal coloca una mano sobre el Evangelio y jura «con la mayor fidelidad» no revelar jamás los detalles del cónclave. Se efectúa una meditación dirigida por el cardenal maltés Prosper Grech sobre las cualidades que se esperan en el próximo papa y los desafíos que encara la Iglesia.
El maestro de las ceremonias litúrgicas pronuncia entonces las palabras latinas «Extra omnes», que significan «todos fuera». Todos salen excepto los cardenales y la votación puede empezar.
¿COMO SE VOTA?
Cada cardenal escribe su elección en un papel que lleva la inscripción «Eligo in summen pontificem», que en español significa «Elijo como sumo pontífice». Se aproximan al altar uno por uno y pronuncian: «Pongo como testigo a Cristo Señor, quien me juzgará, que doy mi voto al que, ante Dios, considero que debe ser elegido».
La boleta doblada se coloca sobre un platón y de allí es depositada en una urna ovalada de oro y plata. En el pasado se usaba un cáliz para depositar los votos. Pero los cambios implementados por Juan Pablo II en 1996 requieren el uso de tres recipientes: uno para los votos en la capilla, otro para los cardenales enfermos en el Vaticano que pueden votar desde su cama, y uno más para colocar las boletas ya contadas. No se prevé que ningún cardenal vote desde su cama, pero de todas formas se colocaron las tres urnas ovaladas en la Capilla Sixtina.
Una vez que se depositan las boletas, tres escrutadores las abren, anotan los nombres escritos en ellas y los leen en voz alta. Los cardenales pueden llevar sus propios conteos, pero deben entregar sus anotaciones para que sean quemadas al final de la votación.
Los escrutadores suman los resultados de cada ronda de votación y los escriben en una hoja de papel separada que se preserva en los archivos papales.
Cuando el escrutador lee cada nombre, perfora la boleta con una aguja a través de la palabra latina «Eligo», une las boletas con hilo y las ata con un nudo. Luego las boletas se queman en la estufa de la capilla junto con una sustancia química que producirá humo negro o blanco.
Se permiten hasta cuatro rondas de votación por día luego del primer día, y se requiere una mayoría de dos tercios para elegir al papa; es decir, 77 votos.
Si no se ha elegido a nadie después de tres días —para el viernes por la tarde_, se hace una pausa de hasta un día en las votaciones. La elección se reanuda y, si no hay un papa elegido después de otras siete rondas, se hace otra pausa y el proceso se repite hasta que se cumplen 12 días de votación.
Bajo las normas introducidas por Benedicto XVI justo antes de renunciar, los cardenales realizan entonces una votación entre los dos candidatos que hayan obtenido el mayor número de votos. Ninguno de esos candidatos vota en esta etapa.
¿QUE PASA EN CUANTO SE ELIGE A UN PAPA?
Una vez que un cardenal es elegido papa, el maestro de ceremonias litúrgicas entra en la Capilla Sixtina y el cardenal decano pregunta: «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?» Si el cardenal responde «Acepto», entonces el cardenal decano pregunta: «¿Con qué nombre quieres que se te llame?»
El maestro de ceremonias litúrgicas, monseñor Guido Marini, escribe la información en un documento formal. En ese momento sale humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina y se hacen sonar las campanas de la Basílica de San Pedro.
El nuevo papa se viste entonces con su hábito blanco y, uno por uno, los cardenales se le aproximan para jurarle obediencia.
En un cambio implementado para este cónclave, el nuevo papa orará en la Capilla Paulina por unos minutos antes de salir al Balcón de las Bendiciones frente a la Plaza de San Pedro. Precediéndolo, el cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran anuncia «Habemus Papam», que significa «Tenemos papa», y lo presenta al mundo en latín.
Entonces aparece el nuevo pontífice y pronuncia sus primeras palabras como obispo de Roma.
PRIMERAS PALABRAS FAMOSAS
El papa Juan Pablo II cautivó a la multitud reunida el 16 de octubre de 1978 cuando salió por primera vez al balcón, una tarea nada sencilla dado que su predecesor vivió como papa sólo 33 días y Karol Wojtyla era el primer pontífice no italiano en 455 años.
Haciendo notar que venía de un país lejano —Polonia_, le dijo a la multitud que hablaría en italiano. «Si me equivoco, me corrigen», manifestó. El ahora papa emérito Benedicto XVI ofreció un gesto similarmente modesto el 19 de abril de 2005, al decir a la multitud que no era más que un «humilde servidor en la viña del Señor».
AP