Mucho se ha dicho en los últimos días de la eliminación de la selección de Venezuela en la primera fase del Clásico Mundial de Beisbol. Una gran mayoría de venezolanos se ha expresado con decepción a través de las redes sociales; los “expertos” han pedido la cabeza tanto del presidente de la Federación Venezolana de Beisbol, Edwin Zerpa, como del mánager Luis Sojo; y los peloteros reaccionaron con mucha vergüenza.
Pero para Zerpa y Sojo no existe la palabra renuncia. Es más, para Zerpa no existe la palabra “fracaso”, por lo que, cual Cantinflas, le dijo a la prensa que la era Sojo al frente del seleccionado Vinotinto había finalizado, pero que continuaría como asesor.
No se podía esperar menos del señor Zerpa, hombre cuestionado en el mundo del deporte venezolano, pero al parecer protegido desde las altas esferas del deporte nacional, en cuanto que el ministro Héctor Rodríguez no ha querido ocuparse de problemas puntuales en la estructura dirigencial del país, aún cuando se viene una relegitimación -que no será tal, de acuerdo a como va la cosa- para todas las autoridades de esta área en la nación.
Desde hace rato, Zerpa se ha ido deslegitimando al frente de la Federación Venezolana de Beisbol, no sólo por la permanente conflictividad que tiene dentro del sistema dirigencial nacional como en el estamento dirigencial internacional, sino también por el manejo de las cuentas al frente del organismo que dirige y aún más por su forma de manejarse como el máximo rector del beisbol nacional, así como por su falta de criterio en algunas situaciones puntuales.
No es cuestión de decir que Zerpa no sabe de beisbol o que ya le pasó su tiempo como dirigente, sino que su permanente conflictividad y la forma autoritaria con la que toma decisiones que afectan a todo un país, ponen en tela de juicio precisamente la autoridad que tiene al frente del ente rector del beisbol nacional.
Dentro de las fronteras de Venezuela son hartos conocidos los problemas de Zerpa, acusado mil veces de malos manejos del presupuesto de la FVB. Afuera, se alió con el presidente de la Federación Mexicana de Beisbol para desconocer las nuevas autoridades de la IBAF América y condujo a las selecciones nacionales menores a varios triunfos internacionales en torneos donde no intervenía el grueso de las mejores selecciones del continente (impugnó las elecciones de las nuevas autoridades, pese a la solicitud de reconocimiento que les hiciera la IBAF).
Ahora mismo, Zerpa se encuentra suspendido por dos años por el Consejo de Honor de la Federación Venezolana de Beisbol, lo que no le permitiría presentarse a las elecciones de junio, pero el señor reunió a la asamblea del organismo y revocó la decisión de su juez natural, aduciendo que esa asamblea de asociaciones regionales está por encima de todo y que los integrantes del Consejo de Honor lo que quieren es dar problemas.
La legitimidad actual de Zerpa como presidente de la FVB pende de un hilo. La misma decisión tomada por la asamblea del organismo reconoce el valor legal de la suspensión que emitiera el Consejo de Honor, porque de lo contrario no tendría sentido llevar la querella a esa instancia, además de que crea un peligroso precedente. ¿Qué sucedería, por ejemplo, si la asamblea de clubes de la Federación Venezolana de Fútbol se reúne y revoca la suspensión de seis partidos que le dictara el Consejo de Honor al entrenador Richard Páez por presuntamente ofender al cuerpo arbitral?
Pero Zerpa, deslegitimado y todo, sigue ahí, tomando decisiones, ahora mismo preparándose para presentar su Memoria y Cuenta, con esperanzas de atornillar sus aspiraciones de reelegirse en el cargo. ¿Quién puede dudar que tiene la primera opción para repetir si ya le ofreció apoyo económico a los dirigentes regionales para que legitimen las asociaciones y se mantengan bajo su protección?
Y no es porque no tenga contrincante. Ya por allí salió la candidatura del profesor Hernán Hernández, vicerrector académico del Colegio Pedagógico de Caracas, un excelente candidato por sus conocimientos, por sus ideas, por su formación, por el respeto que tiene por la gente. Pero Zerpa no sólo tiene a su favor a los presidentes de las asociaciones, sino también el silencio de las autoridades, especialmente el Ministerio del Poder Popular para el Deporte, que no ha procesado ninguna denuncia en contra del susodicho. El ministro Héctor Rodríguez, mínimo, debió preguntarse con mucha curiosidad por qué Zerpa tuvo que llamar a la asamblea de la FVB para revocar una decisión del Consejo de Honor del organismo (las federaciones son autónomas, pero la Consultoría Jurídica de Mindeporte debió procesar las denuncias, así como la Contraloría General de la República). Pero no lo hizo. Nadie hizo nada. ¿Qué dirá ahora que el señor dijo que lo de Venezuela en el Clásico Mundial de Beisbol no fue un fracaso?
El análisis de la actuación de Venezuela en el ahora máximo evento del beisbol en el mundo entero queda para una próxima edición de este espacio.
Edward Sarmiento /deportes@diariolaregion.net /@edward42r