Jeremy Ward, profesor de fisiología respiratoria en el King’s College de Londres, dijo que la salud del Pontífice sólo le preocupa moderadamente… a menos que se enferme
LONDRES. Al nuevo pontífice le esperan desafíos abrumadores, desde hacer frente al escándalo por abusos sexuales cometidos por sacerdotes hasta inyectarle nuevo entusiasmo al rebaño de católicos y evitar que su número siga disminuyendo.
Y el papa Francisco, de 76 años, tendrá que hacer todo eso con un solo pulmón completo.
El pontífice argentino «sufrió una infección cuando era joven y tenían que sacar una buena parte de un pulmón», de acuerdo con su biógrafo autorizado, Sergio Rubin. En la actualidad «no anda tan rápido, pero está bien».
Los médicos dijeron que haber perdido un pulmón no necesariamente pone en riesgo la salud del papa ni reduce su tiempo de vida, aunque sí significa que no puede hacer ejercicio extenuante porque no cuenta con la misma capacidad aeróbica que las personas que tienen dos pulmones.
«Probablemente no podrá correr maratones, pero no creo que tenga eso programado en su agenda», dijo el doctor Peter Openshaw, director del Centro de Infecciones Respiratorias en el Imperial College de Londres. «El tener un pulmón debería ser suficiente, siempre y cuando no haya otra enfermedad en dicho pulmón».
En un principio se reportó que el papa Francisco había perdido un pulmón completo, pero el Vaticano dijo el jueves que sólo le habían quitado parte de uno. No dio más detalles.
Openshaw dijo que el pulmón completo del pontífice probablemente se habría expandido para llenar el espacio que dejó el que fue seccionado, y que su cavidad torácica se habría achicado ligeramente. Pero ninguno de esos cambios debería afectar sus actividades normales, agregó.
Indicó que el pulmón completo del papa debe ser capaz de compensar lo que le falta al otro, en forma similar a cuando algunas partes del cerebro retoman funciones que antes desempeñaban otras regiones dañadas por un derrame.
«El otro pulmón puede ganar en capacidad, pero tendrá límites», señaló, comparándolo con el motor de un automóvil que ahora funciona un poco más lento. «Podría no ser capaz de acelerar con tanta fuerza, pero todavía opera igual de bien».
Algunos que han trabajado para el papa Francisco dicen que aún está lleno de energía.
«Su capacidad pulmonar esta disminuida lógicamente, pero eso no lo afectó en absoluto. Lleva adelante todas sus actividades», dijo Federico Wals, portavoz de la diócesis de Buenos Aires, de la que el nuevo pontífice era arzobispo. «Es muy enérgico, siempre se lo ve con esta fuerza increíble; pareciera que esta disminución (el pulmón que le fue recortado) le da más fuerza».
Los expertos dicen que en la actualidad sería inusual la extracción de un pulmón o el retiro de una parte. Se usan antibióticos para tratar la mayoría de las infecciones, incluida la tuberculosis, aunque parte del órgano sí podría ser extirpada para tratar un cáncer avanzado.
En la época en que le quitaron parte del pulmón al papa, los antibióticos disponibles no eran tan poderosos.
AP