Jorge Mario Bergoglio quedó segundo en el cónclave de 2005 en el que Joseph Ratzinger se convirtió en Papa. Sin embargo, esta vez ni siquiera aparecía mencionado entre los candidatos con mayores posibilidades
CIUDAD DEL VATICANO. Los cardenales que eligieron al Papa juran mantener el secreto de las deliberaciones, pero los detalles del cónclave comenzaron a aparecer el jueves sobre cómo Jorge Bergoglio se convirtió rápidamente en el candidato favorito para reemplazar al Papa Benedicto XVI.
Bergoglio quedó segundo en el cónclave de 2005 en el que Joseph Ratzinger se convirtió en Papa. Sin embargo, esta vez ni siquiera aparecía mencionado entre los candidatos con mayores posibilidades.
En el mundo de los cónclaves, mantenerse en un segundo plano hasta último momento es considerado una ventaja. Según el refrán popular «el que entra Papa sale cardenal», en referencia a cómo los candidatos que suelen considerarse con más posibilidades salen generalmente abatidos.
Bergoglio -un jesuita conocido por su humildad y frugalidad- parece tener las dos cualidades que los cardenales dijeron que buscaban: herramientas pastorales como para revitalizar a la Iglesia y el potencial de poner en orden el disfuncional Gobierno de la Curia.
Los 115 cardenales electores se enfocaron en buscar un pontífice capaz de hacer frente a la crisis causada por los escándalos globales de abusos de menores, el caso de los «Vatileaks» que reveló intensas rivalidades y presunta corrupción en la Curia y el aumento del laicismo, en especial en Europa.
«Buscábamos un Papa que fuera espiritual, un pastor. Creo que con el cardenal Bergoglio, tenemos esa clase de persona», dijo el cardenal francés Jean-Pierre Ricard a periodistas.
«Es una persona de un gran carácter intelectual, que creo que es un hombre de Gobierno», agregó.
El arzobispo de Viena, Christoph Schoenborn, confirmó que Bergoglio rápidamente emergió como un candidato fuerte, al ganar la elección en apenas cinco votaciones en la Capilla Sixtina. Fue apenas una más que las que necesitó Benedicto XVI, quien era un claro favorito en 2005.
«El cardenal Bergoglio no se habría convertido en Papa en la quinta votación si no hubiera sido un candidato fuerte al papado desde el inicio», dijo Schoenborn a periodistas.
«Pueden usar su sabiduría para juzgar que un cónclave que dura poco más de 24 horas, uno de los más cortos en la historia del papado, muestra gran unanimidad, compañerismo y una sólida visión común de quien creemos que Dios ha designado en este momento para seguir a Pedro», dijo el cardenal, en referencia al primer Papa.
Bergoglio mantuvo un segundo plano de cara al cónclave. Todos los cardenales tienen una «iglesia titular» en Roma, pero Bergoglio no realizó misas el domingo previo al inicio del cónclave, a diferencia de los «papables» Angelo Scola, de Milán, y Odilo Scherer, de Brasil.
En el cónclave de 2005, Bergoglio abandonó la carrera por el papado en la tercera ronda de votaciones cuando Ratzinger recibió una abrumadora cantidad de votos.
Fuentes con conocimiento del tema dicen que Bergoglio no parecía estar buscando el papado esta vez.
La orden jesuita a la que pertenece Bergoglio se creó en el siglo XVI para servir al Papa y es raro que sus miembros asuman puestos encumbrados en la Iglesia. Bergoglio era el único jesuita en el cónclave y varios miembros de la orden en Roma han mostrado su estupefacción por la elección del Papa.
El cardenal argentino incrementó sus posibilidades, al igual que Ratzinger en 2005, con un discurso al colegio cardenalicio que impresionó a sus colegas con la descripción de los problemas de la Iglesia.
El enfado de los cardenales del resto del mundo con los problemas en la Curia, que son considerados un grupo de prelados italianos confabuladores liderados por el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, también influyó en el rumbo del cónclave.
El brasileño Joao Braz de Aviz tuvo una discusión abierta en las reuniones previas al cónclave con Bertone después de que el último lo acusara de filtrar las discusiones a la prensa italiana.
Braz de Aviz recibió una ronda de aplausos de otros cardenales cuando se paró, rechazó los cargos y dijo que creía que la Curia lo había hecho.
Ese enojo entre los cardenales habría minado la fortaleza del bloque italiano, que representa a casi un cuarto de los cardenales electores, y perjudicado la opción de Scola.
También habría alentado la decisión de designar al primer Papa no europeo en casi 1.300 años y en nombrar a un austero prelado de Latinoamérica, donde viven cerca de la mitad de los 1.200 millones de católicos, y con muchas mejores herramientas comunicacionales que Benedicto XVI.
Carlo Marroni, el prestigioso corresponsal en el Vaticano del diario italiano il Sole 24 Ore, dijo que en la primera elección los votos estaban divididos entre Scola, el cardenal canadiense Marc Ouellet y Bergoglio, levemente más atrás.
Sin embargo, al día siguiente el apoyo por Bergoglio creció y siguió aumentando durante las dos votaciones de la mañana y la primera de la tarde, dijo el periodista.
A la hora de la última votación, la quinta, Bergoglio se impuso no sólo con los votos de los cardenales latinoamericanos, sino también de un grupo grande de leales a Ratzinger que había apoyado a Scola, dijo Marroni.
Viene Papado
poco ordodoxo
El Vaticano, una institución de siglos que está acostumbrada a hacer casi todo según las reglas, se prepara para un papado algo más espontáneo.
En menos de 24 horas después de convertirse en el primer Papa no europeo en cerca de 1.300 años, Francisco pareció romper más reglas que lo que hizo su predecesor en ocho años.
No comenzó usando el típico «Alabado sea Jesucristo» o «Queridos hermanos y hermanas», sino que empleó un mucho más familiar «Buona Sera» -Buenas Noches en italiano- para dirigirse a la empapada multitud bajo la lluvia en la Plaza de San Pedro.
En la mañana tras su elección, el Vaticano se esforzaba por cumplir con las exigencias de un papado con un nuevo estilo.
«Tenemos que tener paciencia, estamos comenzando algo nuevo. Hay muchas cosas que no sabemos todavía», comentó el padre Federico Lombardi, portavoz jefe del Vaticano, frente a una enorme cantidad de preguntas de periodistas sobre qué esperar.
La respuesta es probablemente: esperar lo inesperado.
Papa regresa a hotel de
Roma a pagar la cuenta
El Papa Francisco regresó el jueves a la residencia propiedad de la Iglesia en la que se estaba hospedando antes de convertirse en pontífice, e insistió en pagar la cuenta a pesar de ser ahora quien está efectivamente a cargo del negocio, dijo el Vaticano.
La mañana posterior a su elección, Francisco pidió a un chofer que lo llevara al hotel de los clérigos, el Domus Internationalis Paulus VI, donde se había hospedado durante los días previos a ingresar al cónclave electoral secreto esta semana.
«Quería ir a buscar su equipaje y sus bolsos. Había dejado todo allí», dijo un portavoz del Vaticano en un encuentro con medios.
«Se detuvo en la oficina, saludó a todos y decidió pagar la cuenta por la habitación (…) porque estaba preocupado por dar un buen ejemplo de lo que sacerdotes y obispos deberían hacer», agregó.
El portavoz no reveló el monto de la cuenta.
Jorge Bergoglio trajo consigo una reputación de austeridad desde su nativa Argentina y es el primer Papa que adopta el nombre de San Francisco de Asís, en un gesto de solidaridad con los pobres.
El sacerdote Pawel Rytel-Andrianik, que vive en el alojamiento del centro de Roma en el que se hospedó Bergoglio, dijo a Reuters que se sorprendió cuando el nuevo Papa insistió en pagar la cuenta.
«No creo que tenga que preocuparse por la cuenta», declaró. «La casa es parte de la Iglesia, y esta ahora es su Iglesia».