El genio y figura de la actuación nacido en Argentina dejó un legado en su campo, que sólo es comparable al cosechado por el legendario mexicano, Mario Moreno “Cantinflas”, en el humorismo
Al hablar de Luis Sandrini debemos tener presente que se trata de un primer actor de carácter dedicado a la comedia, su verdadero nombre fue: Luis Santiago Sandrini Lagonarsino y era hijo de emigrantes genoveses. Nace en la República de la Argentina en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Caballito, el 22 de febrero de 1905 y fallece el 5 de julio de 1905, en la misma ciudad que lo vio nacer.
Su trabajo lo llevó a constituirse como uno de los mejores actores cómico en Argentina y el resto de América, donde eran exhibidas sus más de 70 películas y gracias a ellas se ha podido conservar la historia de los pueblos del mundo. Se casó en dos oportunidades, primero con la actriz Chela Cordero y luego con la también actriz Malvina Pastorino.
Desarrollo profesional
Su amor por la actuación le nace de su padre, quien era actor de teatro. Su primera aparición en el mundo del espectáculo la hace como payaso en un circo, en compañía de sus padres. De esta forma, en el pequeño Luis, fueron creciendo las ansias de convertirse en un adulto que pudiera compartir su alegría de payaso con un público cada vez más grande, y que en definitiva lo llevarían a transitar el camino de la actuación, no sólo humorística, sino que incluyó también el melodrama.
Sin embargo, en una primera instancia, él decidió que tenía cierta vocación de docente, por lo que logró obtener su título, aunque jamás llegó a ejercer. Es que el circo y el teatro se fueron convirtiendo, poco a poco, en su máxima pasión. Motivado, por esa vocación, al cumplir los 18 años decidió mudarse a la ciudad de Buenos Aires, y allí comenzó a dar sus primeros pasos en el Circo Rinaldi, donde también se desenvolvió como el payaso “Tony” y formaba parte de la comparsa del circo, demostrando su capacidad histriónica ya que supo añadirle su toque mágico.
Cuando corrían los años 30, ingresa en la Compañía de Teatro de Enrique Muiño y Elías Alippi, en donde conoce y se casa con su primera esposa, fue precisamente ese contacto maravilloso el que le abrió las puertas del teatro, y Luis cambió la arena por las tablas, en principio participando del género conocido como del circo criollo, el cual se encargaba de representar las obras gauchescas, y llega a convertirse en protagonista de otras piezas teatrales. Cabe recordar el inmenso éxito obtenido en 1933 con la interpretación de su personaje “el Eusebio” dentro de la obra «Los tres berretines», de Malfatti y de Las Llanderas, que posteriormente lo llevó a convertirse en un cotizado actor en el cine nacional de Argentina.
Primer exitoso filme
Realiza su primera película en el año de 1933, Tango, compartiendo los roles con: Pepe Aria y las ya reconocidas estrellas del tango, Libertad Lamarque, Azucena Maizani y Tita Merello, con ésta última ha de tener un romance cuando filmaban la película Juan Tenorio. Incursiona en la radio y logra crear uno de los personajes de mayor éxito en toda la historia del teatro, cine, radio y televisión de Argentina, llamado “Felipe”, y representaba al prototipo del porteño bonachón. El éxito fue tan rotundo que años más tarde es llamado a participar en la televisión por en el Canal 13, en donde tuvo la oportunidad de compartir pantalla con otros grandes cómicos de la época como lo fueron: Tato Bores, Alberto Olmedo, Pepe Biondi, entre muchos otros.
Se hace necesario recordar la obra de teatro: Cuando los duendes cazan perdices, luego llevada al cine, ya que debido al éxito de su protagonismo lo transborda a convertirse en la figura popular y más representativa de la época de oro del cine argentino, que luego se afianzó con la película que inauguró la serie de Hoteles de alojamiento.
Otro de sus memorables conquistas en el cine se llama La cigarra no es un bicho. Conoce a su segunda esposa con la cual se casaría tiempo más tarde, cuando actuaba en la pieza teatral Cuando los duendes cazan perdices.
No obstante, a pesar del amor que le tenía su público, Sandrini se vio obligado por un tiempo a dejar su vocación y dedicarse a la carpintería, en un taller improvisado en su casa, en cuya puerta de entrada colgaba un cartel improvisado que decía «Aquí trabaja Sandrini». Este período coincide con la caída del Peronismo, en 1955.
Rol en la cultura
Luis Sandrini supo conquistar el corazón no solo de las personas de su país, sino también del resto del mundo hispano debido a las grandes caracterizaciones de sus personajes, por los que las películas en que este gran cómico actuó son conocidas por todos como las películas de Sandrini, sobresaliendo él entre el resto del elenco y opacando incluso a los directores de las mismas. Han pasado a la historia famosas expresiones de sus personajes, como aquella bien conocida de su filme Cuando los duendes cazan perdices, La vieja ve los colores.
Su muerte
Sus últimas apariciones fueron en películas familiares costumbristas de Enrique Carreras. Falleció cuando rodaba la película “Qué linda es mi familia”, de Palito Ortega. Fue precisamente un frío 5 de julio de 1980 cuando la muerte golpeó a su puerta. No obstante, en sus 75 años de vida terrenal Luis había logrado conseguir todo lo que se había propuesto, por lo que no dudaba en asegurar: «Estoy conforme con mi vida porque hice todo lo que sentí y porque trabajé durante 50 años respetando al público”.
La clave de su éxito fue en definitiva su talento y la gracia y su manera particular de interpretar los diversos roles que se le presentaban, superando con su personalidad las facetas de los personajes que le tocaron encarnar.
La mezcla exacta de humor y sensibilidad, le permitieron reflejar el arquetipo del argentino y del hombre bueno y honesto de toda la América.
Un Domingo con Salomón
Salomón Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com