No nos damos cuenta pero nuestra cotidianeidad está llena de gestos que generan y reproducen violencia. Si nos detuviéramos un minuto a ver cómo manejamos y las cosas que decimos mientras conducimos, y frente a los niños, nos daríamos cuenta que somos una fuente generadora de violencia
Si de varones se trata, estimulamos el machismo en el hogar para que se desarrolle en la escuela “No te dejes, si te pega, tu le respondes más duro” “mosca y me llegas golpeado aquí” “los machos no lloran, así que lo respeten”
Vivimos en la era del conflicto. Cualquier lado hacia el cual miremos está lleno de violencia, de guerra, de gritos, de insultos, de pleitos, de demandas. Se van cerrando las puertas a toda posibilidad alternativa al conflicto. He dedicado este espacio en varias oportunidades a desarrollar la importancia de la conciliación y la mediación, pero en esta ocasión es imprescindible que nos detengamos a conversar sobre los conflictos escolares.
Un gran trabajo ha realizado Cecodap, encabezado por Oscar Misle y Fernando Pereira, al desarrollar importantes investigaciones sobre la violencia escolar y la necesidad de generar paz en las escuelas. Los datos que suministran son impactantes y sorprende saber que los niños en edad escolar están totalmente acostumbrados a ver armas de fuego y a asumir la violencia como la única forma de canalizar sus frustraciones y conflictos.
A mí programa, Se Ha Dicho, en Televen, llegan de manera constante denuncias sobre violencia escolar, en las que además se inmiscuyen los adultos, que lejos de dialogar pues responden a bajos instintos insultándose y hasta golpeándose frente a los niños. Mal ejemplo, pero sobre todo el caldo de cultivo de una sociedad más violenta.
Violencia de todos los días
No nos damos cuenta pero nuestra cotidianeidad está llena de gestos que generan y reproducen violencia. Si nos detuviéramos un minuto a ver cómo manejamos y las cosas que decimos mientras conducimos, y frente a los niños, nos daríamos cuenta que somos una fuente generadora de violencia. En casa todo lo pedimos a gritos. Si tenemos alguna pelea con la pareja subimos el tono de voz, incorporamos las manos y los gestos de violencia son el aderezo de cualquier discusión.
Estimulando el machismo
En la escuela, los niños en edades tempranas entre 5 y 10 años tienen conflictos propios de su edad, por lo general se generan por el dominio de territorio, por el liderazgo escolar en el juego y hasta por simples discusiones de pelota. La única forma que han aprendido a canalizar ese conflicto es a través de los golpes o los insultos, con un básico instinto animal, tal cual estuvieran en la selva. Basta que el niño llegue a casa contando que tuvo una pelea para que de inmediato lo invitemos a golpear más duro la próxima vez.
Si de varones se trata, estimulamos el machismo en el hogar para que se desarrolle en la escuela “No te dejes, si te pega, tu le respondes más duro” “mosca y me llegas golpeado aquí” “los machos no lloran, así que lo respeten”, con unas expresiones mucho más soeces que las que aquí escribo y que no colocaré por respeto a mis lectores. Jamás nadie incluye en su discurso las palabras “hablen” “dialoguen” “conversen” “discutan sin golpearse” “resuelvan” mucho menos se habla de respeto, ni de darlo ni de exigirlo.
Adultos somos responsables
Todo esto nos convierte en los grandes y únicos responsables del círculo vicioso de la violencia donde padres, representantes, hermanos mayores, maestros y demás miembros de la comunidad escolar son absolutamente cómplices de la ausencia de diálogo, de mediación y de conciliación en los espacios educativos. Haga un recuento en este momento de ¿cuántas veces le hablaron a su hijo en la escuela de formas para canalizar sus conflictos? Si la única forma que conocemos de resolver algo es gritando “te voy a demandar y te voy a j…” No se trata de que esté en el pensum académico o forme parte de una materia, sino que todas las materias deben incluir un mensaje y una orientación a la resolución alternativa de los conflictos, desde la mediación y la conciliación.
Hay quienes todavía repiten que los niños son muy pequeños para explicarles esas cosas, cuando al contrario la etapa inicial de formación y educación clave de un niño es entre los 0 y 5 años. Si no se hace en el hogar, tampoco se hace en la escuela, menos en los medios, ni en los juegos, difícilmente tengamos una sociedad diferente. No podemos quejarnos de los 19 mil homicidios anuales, sino percibimos la forma en la cual estamos educando siempre centrados en un mensaje de violencia. Cada escuela tiene la posibilidad de generar espacios para mediar. No desde la autoridad educativa, quizá el director o un maestro no son los más indicados para mediar en un conflicto, sino un igual, un estudiante, o un profesor que tenga alto liderazgo en la institución. Si cada vez que percibimos un conflicto comenzamos a dar herramientas a los niños para que conviertan la palabra en su mejor arma, estaremos sentando las bases de un futuro muy distinto.
Si los adultos no empezamos a comprender la trascendencia de esto, mucho menos podremos transmitirlo a los niños. Sería buena idea comenzar por convencer a un adulto que promueva esto en su entorno, con ello ganaríamos muchos niños con una mejor calidad de vida.
PARA QUE TE DEFIENDAS
1.-Propongamos que en las escuelas existan centros de mediación y conciliación. Es muy sencillo incluirlo dentro de las reglas de cada colegio. Es absolutamente factible generar un espacio donde todos puedan dirimir sus conflictos ante un tercero imparcial. La primera tarea es asumir como necesidad la existencia de un centro de atención de conflictos.
2.-Pueden ser designados varios mediadores dependiendo de las edades, los niveles educativos y socioculturales en donde se desarrolle la comunidad educativa. Influye particularmente el ambiente social donde se desarrolla el niño fuera de la escuela. Debe elegirse el mediador por votación popular, con lo cual a la vez se estimula la meritocracia y los liderazgos naturales de cada grupo. Debe ser una persona con ascendencia positiva entre los grupos y que tengan herramientas para recibir capacitación y formación en el tema de la mediación.
3.-Busque asesores que orienten a los distintos grupos. Genere una campaña de no violencia y sí al diálogo en el colegio o institución educativa. Estimule a que existan ideas modernas que salgan desde los estudiantes y que rijan el futuro de las negociaciones internas. Esto debe incluir mensajes permanentes de rechazo al uso de la fuerza y la grosería como mecanismo de enfrentar un conflicto.
4.-Compense, estimule, premie y haga todo lo posible por destacar a quienes se encaminen hacia el diálogo y la no violencia. Debemos comenzar a generar liderazgos positivos en nuestros entornos, desplazando la constante exaltación del liderazgo negativo.
Para que te defiendas
Mónica Fernández
Twitter: @monifernandez