Decir que la “opción de los pobres” fue la opción de Chávez no explica su enfermedad ni su muerte, a menos que se piense que la lucha lo enfermó. Tampoco explica que se haya ocultado su gravedad ni el secreto total del caso y mucho menos la utilización electoral que se hace del amor hacia el Presidente fallecido
Luis Fuenmayor Toro
Escribí recientemente en varios diarios de provincia y en Aporrea que la alta cúpula del gobierno había escondido la gravedad de la enfermedad del presidente Chávez y que se manipulaba las emociones del venezolano común, del compatriota humilde, siempre esperanzado con sus gobernantes y mucho más en el caso actual. Recibí muchos comentarios: algunos impublicables, de fanáticos seriamente impedidos de analizar y argumentar, que simplemente me amenazaron e insultaron. Una señora incluso sacó el cuento de “aberrado sexual” con el que diabólicamente se ha pretendido descalificarme y amenazarme, mientras un tal Mayorka, escribió una serie de improperios que reflejan bien su pobre y delicada condición mental. Otros mostraron su acuerdo con mi postura y añadieron razones y argumentos válidos.
Hubo dos comentarios que fueron diferentes: el de una profesora de la Francisco de Miranda, quien me dijo: “te quedaste corto”, y el de un militante honesto de la “revolución”, que me dijo: “nosotros, chavistas hasta la muerte, sabíamos de la gravedad” y el comandante también pero “decidió consumirse”. Es a estos escritos que me referiré. El del camarada chavecista me resultó extrañamente religioso, lo que indica hasta donde ha penetrado en la gente esta mezcolanza de Marx, Cristo, Bolívar, José Gregorio, la Virgen de Betania, María Lionza y el espiritismo. Leerlo me resultó similar a leer a los seguidores de Jesús, y quiero dejar claro que no me estoy burlando de lo dicho por el camarada.
Decir que la “opción de los pobres” fue la opción de Chávez no explica su enfermedad ni su muerte, a menos que se piense que la lucha lo enfermó. Tampoco explica que se haya ocultado su gravedad ni el secreto total del caso y mucho menos la utilización electoral que se hace del amor hacia el Presidente fallecido. Estoy de acuerdo en utilizar su figura política y sus aciertos, pues se supone que sus sucesores continuarán su labor. Una campaña sobre verdades, que eleve la conciencia del pueblo, que lo haga más lúcido, y no basada en sublimar la falsa conciencia de la religiosidad y las creencias sobrenaturales, siempre usadas para manipular voluntades. Recordemos a los sacerdotes que utilizaban los servicios religiosos contra el gobierno de Chávez y recordemos a Bolívar en 1812.
Tampoco es aceptable que sólo los “tocados” por la luz divina pueden comprender el amor al Presidente, inasequible a esa “intelectualidad despegada de nuestro pueblo”. Mucho menos que no hay forma natural de conocer la esencia del ser humano. Son actos de fe, como termina reconociendo el gran amigo y camarada, contra los cuales no vale ningún argumento. Respecto a si me quedé corto, no lo creo mí querida profesora unefemista. Sí, “mintieron sin pudor”, pero no se trataba de sacarle ventaja electoral a esa conducta. Yo no estoy con la MUD. Era una reflexión dirigida a gente abierta a entender el mensaje, a pesar de no compartirlo.