El nuevo Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) anunciado por el Gobierno de Venezuela supone una devaluación adicional de la moneda local y no soluciona el problema de la escasez de dólares en el país, bajo control cambiario desde 2003, señalaron hoy analistas y empresarios.
El Ejecutivo anunció un mecanismo para paliar la falta de divisas de los importadores tras la eliminación del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), que permitía a empresas y personas naturales obtener dólares a una tasa superior a la controlada con la compraventa de papeles públicos.
En sustitución, el Gobierno planteó un mecanismo que prevé subastas de divisas para garantizar las compras en el exterior a un precio del dólar que será por encima de los 6,3 bolívares por dólar en que desde el 8 de febrero se ancló el cambio oficial y cuyo tope aún no se ha definido.
El nuevo sistema complementará a la ya existente Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), que atiende a empresas y personas naturales, pero que no da abasto a la demanda de divisas. En Venezuela existe un control de cambios que limita el acceso a las divisas a quiénes las necesitan para realizar operaciones comerciales y establece cupos para quienes viajan al exterior, tienen que enviar remesas o deben pagar gastos de educación, por ejemplo.
La decisión busca aliviar las tensiones inflacionarias y de escasez de suministros en un país con las mayores reservas mundiales de crudo del mundo y con una alta dependencia importadora. Cifras oficiales indican que solo en materia alimentaria, Venezuela importa un 40 % de lo que consume mientras la inflación cerró en 2012 en un 20,1 % y ya en enero pasado fue a 3,3 %, más del doble que en el mismo mes del año pasado (1,5 %).
Ante este panorama, expertos han considerado esta decisión como una nueva devaluación de la moneda local, el bolívar fuerte, después de la de casi 32 % anunciada el 8 de febrero para pasar de 4,3 a 6,3 bolívares por dólar
Para el economista Richard Obuchi, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), este mecanismo «sin ambigüedad» debe ser considerado una «devaluación adicional» y estimó que está orientado «a permitir al Gobierno central obtener más bolívares por los mismos dólares».
Advirtió, sin embargo, que a menos que se incrementen las divisas asignadas a través de CADIVI y de este sistema, no se estará atendiendo «directamente el problema de balance externo ni los (…) asociados con la escasez de dólares».
El presidente del Consejo de Economía Nacional, Efraín Velásquez, dijo al canal privado Globovisión que el monto asignado mediante esta subasta debería ser similar al que otorgó en 2012 el Sitme, que cifró en 9.000 millones de dólares anuales. Consideró que ese monto «debería ser suficiente para el ritmo de la actividad económica» e incluso planteó que se llegue a 1.000 millones de dólares al mes.
Otros expertos como José Luis Saboin, de la firma Ecoanalítica, consideran que quedan por precisar aspectos como el proceso de la subasta o el criterio de adjudicación, y recuerdan que este mecanismo deja por fuera a las personas naturales.
Saboin declaró a Efe que la subasta representa una «oportunidad» de que en el país «exista una especie de mercado» cambiario y no descartó que permita contar con una tasa variable y un «indicador importante» de las necesidades de divisas del país. «Si esto funciona eficientemente, quizás en un año, dos años, (…) pudieras tener una fusión de ese mercado con el paralelo y pudieras eliminar esta distorsión que hay en la economía», agregó.
Otro de los problemas que los analistas esperan que ataje este mecanismo es el del mercado paralelo ilegal, donde el precio del dólar triplica y cuadruplica el oficial, llegando a los 25 bolívares por dólar. «En la medida que las empresas que estaban acudiendo al mercado paralelo acudan a este nuevo sistema, quiere decir que la demanda en ese mercado va a disminuir y, por ende, debería disminuir el precio», afirmó Saboin.
Los empresarios han expresado su preocupación porque se desconoce el precio final de las divisas con este mecanismo, que, a juicio del vicepresidente de la principal patronal del país, Fedecámaras, Jorge Roig, «dependerá de la oferta del mercado» y de cómo reaccione ese mercado.
Advirtió que se dejó «muchas empresas fuera» de este mecanismo, principalmente pequeñas y medianas, que no estén inscritas en el sistema de acceso a moneda extranjera, el RUSAD, y observó que pese a la «transparencia» de la subasta, al final «va a ser muy discrecional la asignación de los dólares por parte del Ejecutivo». EFE