BEIRUT. Una explosión en una mezquita en la capital de Siria causó el jueves la muerte de al menos 15 personas, incluido un importante clérigo musulmán partidario del Gobierno, informaron la televisión estatal y activistas sirios.
Syria TV afirmó que una «explosión terrorista suicida» sacudió la mezquita Iman en el centro de Damasco y que el imán de la antigua mezquita Umayad, Mohamed al Buti, se encontraba entre los muertos.
Buti, un clérigo designado por el Gobierno, ofrecía los sermones semanales de los viernes a través de la televisión estatal.
En uno de sus discursos televisados, Buti describió a la oposición al presidente Bashar el Asad como «escoria». También usó su posición para llamar a los sirios a unirse a las fuerzas armadas y ayudar a Asad a derrotar a sus rivales en la rebelión del país, que se ha extendido por dos años.
Un video publicado por el canal de televisión sirio al-Ijbariya mostró docenas de cuerpos inertes sobre una alfombra ensangrentada de la mezquita, mientras equipos de rescate se apuraban para brindar primeros auxilios a los sobrevivientes de entre los escombros.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña y que tiene una red de activistas en toda Siria, dijo que alrededor de 15 personas murieron en la explosión.
El observatorio dijo que no estaba claro si la detonación fue provocada por un coche bomba o por un proyectil de mortero. Decenas de personas resultaron heridas en el ataque, agregó.
La explosión creó pánico en la ciudad el jueves por la noche, dijeron residentes, mientras las ambulancias llegaban al área y el tráfico se paralizaba.
• «LA IRA DE DIOS»
Buti, de 84 años, fue una figura controvertida desde el comienzo del levantamiento. Rápidamente respaldó a la familia Asad, que ha gobernado Siria por más de cuatro décadas.
El imán era vilipendiado por la oposición, que lo veía como un portavoz religioso que apoyaba a Asad. Buti era un musulmán suní, la secta que conforma la mayoría de la población siria.
Los suníes han liderado la revuelta contra Asad en un movimiento que comenzó con protestas pacíficas, pero que dio paso a una sangrienta guerra sectaria entre suníes y la minoría alauí de Asad, que es un desprendimiento del islam chií.
Buti era recordado por muchos lugareños por un sermón que dio a inicios del conflicto, en el que dijo al presidente Asad que había tenido una visión de que Siria «recibiría la ira de Dios», pero que sobreviviría.
No estaba claro quién está detrás de la explosión, aunque la televisión estatal enseguida acusó a «terroristas», un término que suele usar para referirse a los insurgentes.
Si los combatientes de la oposición fueron los responsables, eso indicaría la facilidad con la que pueden atacar ahora en el corazón de la capital siria, comparado con su débil fuerza hace dos años.
Algunos activistas de la oposición argumentaron que los rebeldes no podían estar detrás del ataque, y lo calificaron como un complot del Gobierno. Dijeron que era poco probable que los insurgentes, muchos de los cuales son profundamente religiosos, fuesen a apuntar contra una mezquita.
Agencias