Un cuarto de los bebés atendidos en un hospital de Wisconsin después de un abuso físico grave tenía antecedentes de lesiones menores, según un nuevo estudio cuyos autores sugieren que la detección temprana de esos traumatismos permitiría prevenir el abuso posterior.
«El 27,5 por ciento de esos bebés víctimas de abuso había padecido lesiones relativamente menores», dijo la doctora Lynn K. Sheets, autora principal del Hospital de Niños de Wisconsin, Milwaukee.
«Eso debería y habría podido generar sospechas de un posible abuso, pero por algún motivo no fue así», agregó Sheets, directora médica de los servicios de defensa y protección infantil del hospital.
El equipo de Sheets combinó información de cuatro grupos de bebés menores de 12 meses de vida evaluados en el Hospital de Niños de Wisconsin por signos de abuso entre marzo del 2001 y octubre del 2011.
Dos grupos estuvieron bajo observación durante siete años, en los que fueron víctimas de abuso. Las lesiones incluían traumatismos de cráneo, una consecuencia típica al sacudir a un bebé.
Luego, se los comparó con los otros dos grupos. Uno, estudiado durante cinco años, incluía a bebés que podían o no haber padecido abuso. El otro, seguido durante cuatro años, no padeció abuso.
En total, 55 de los 200 bebés víctimas de abuso habían padecido lesiones previas conocidas por al menos uno de los padres, comparado con 8 de los 100 bebés que podían o no haber padecido abuso y ninguno de los 101 bebés no abusados.
La mayoría de los hematomas se concentró en la cabeza de los bebés, seguida de los brazos, las piernas, el estómago y la espalda.
«Si reconocemos estos signos, no sólo podremos proteger a los niños de lesiones grave, sino también acercarles a las familias la ayuda que necesitan para una crianza saludable sin abuso», dijo la doctora Andrea Asnes, profesora asistente de pediatría de la Facultad de Medicina de Yale, Connecticut.
«Eso garantiza una mirada más seria», agregó.
Por ejemplo: se pueden utilizar radiografías o tomografías para descartar lesiones previas y derivar a los pacientes a los Servicios de Protección Infantil si surge alguna sospecha.
Sheets sostuvo que toda persona que cuide a un bebé debe saber que los hematomas no aparecen generalmente por un trato normal y recomendó indagar y ocuparse de esos casos.
En Pediatrics, los autores publican que 23 de los 55 bebés que habían tenido hematomas registraban varias consultas médicas. Pero sólo algunos de esos médicos sospecharon de un posible abuso.
Asnes recordó que algunos estados poseen leyes que, en esos casos, obligan a los médicos a comunicarse con los Servicios de Protección Infantil.
Agencias