Iván Gutiérrez
Desde el campo de la oposición surgen rumores, cada vez con mayor intensidad, que indican la existencia de presiones para que Capriles no se presente el próximo 14 de abril.
Circula la tesis según la cual la no participación de Capriles evitaría que Maduro se legitimara, puesto que solo estaría él como candidato y la mitad de los electores no acudirían a ejercer su derecho al voto.
Quienes sostienen este punto de vista en la oposición no sólo se quedan en el planteamiento sino que están imponiendo la agenda política, colocando como prioridad atacar al Consejo Nacional Electoral y realizar un conjunto de peticiones absolutamente infantiles. Estas son solo un pretexto para construir argumentos para retirarse de la contienda democrática.
Para agitar el ambiente están utilizando a los “Manitas Blancas”; quienes están solicitando una verificación en urnas del 100%. ¿La razón? La misma que daba el gallego.
Piensan que si Capriles no participa romperían el quórum electoral, es decir, la mayoría de los electores no acudiría a votar. Sobre esa base se levantaría la tesis de la ilegitimidad del gobierno que surja de las elecciones del 14 de abril.
Esta tesis operaría con la convocatoria a un referéndum revocatorio que tampoco es el objetivo, pues lo que se busca es generar una situación de caos y violencia que hicieran viable o necesaria una intervención de las Fuerza Armada como medio para restablecer el orden, estableciendo, ahora sí, una transición como les gusta en el Departamento de Estado.
La gente con más dinero en la oposición está presionando para que se produzca el retiro de la candidatura opositora. Lo mismo hace desde Miami y otro tanto desde Colombia.
La estrategia está dirigida a crear el caos; a dividir a la Fuerza Armada y agudizar los problemas, alentado todo desde los medios de comunicación no oficiales, incluso aquellos que aparentemente guardan neutralidad pero que en realidad forman parte del arsenal opositor.
Las primeras víctimas, si esta estrategia coronara, serían los partidos políticos que de nuevo caerían bajo el dominio absoluto de la Plutocracia mediática. Algo semejante a lo ocurrido en el Paro Petrolero el cual era empujado sin el apoyo de los partidos, los cuales eran convidados de piedra, constantemente amenazados por los exaltados.
Si esa tesis terminara imponiéndose sería una puñalada trapera a la democracia. A partir de allí los escenarios serían otros, así como también las medidas que se tomen desde el gobierno y desde sus fuerzas.
Retirarse de las elecciones hoy es un claro llamado insurreccional, sedicioso ante el cual debe responder cualquier Estado. Por otra parte, no lograrían la premisa de deslegitimar puesto que acudirían a votar más de la mitad de los electores con lo cual se echarían por tierra aquellos intentos.
Pero además, la oposición pagaría muy caro un error de esta dimensión. Ya lo hicieron cuando resolvieron no participar en las elecciones parlamentarias posteriores al Referéndum Revocatorio que perdiera la oposición. Ahora el golpe sería mucho más fuerte, no solo en el campo político sino en esferas en la que realmente les duelen.
Los demócratas ganan y pierden elecciones. Los atrabiliarios, le dan una patada a la mesa.