Los factores de riesgo se incrementan apuntando a una mayor ocurrencia de delitos debiendo asumir la ciudadanía una cultura de seguridad preventiva para evitarlos
Definitivamente las respuestas de la mayoría de las Instituciones de seguridad pública, administradoras de justicia y los sistemas carcelarios en Venezuela hoy no son las adecuadas frente a la creciente inseguridad ciudadana. La gestión de las autoridades públicas, en todos sus niveles, resulta ineficiente e ineficaz. Las consecuencias de esa inseguridad ciudadana las experimentan las personas en su necesaria tranquilidad y en el miedo por la vida y el temor por los bienes. Pero también se percibe y reconoce en los pueblos, ciudades y municipios, como entidades sociales y políticas, porque impacta negativamente en las inversiones locales y extranjeras, al igual que en el turismo. Es sabido que nadie desea visitar ni invertir en territorios caracterizados como violentos o peligrosos.
Complicidad ciudadana con violencia y el delito
Las comunidades, vistas las fallas y déficits de las Instituciones de seguridad pública, administradoras de justicia y los sistemas carcelarios en el país, comienzan a acometer acciones propias para proveerse algún grado de seguridad en entorno inmediato. Siente que debe ser parte de las estrategias de seguridad –en lo que debiera acordarse con las autoridades de policía- y que es alto peligroso enfrentar a los violentos y a los delincuentes. Equivocadas en su percepción y acción materializan erradas alianzas con grupos de ellos –con los que residen en su propia localidad y les son conocidos y familiares- a cambio de obtener relativa protección ante el vandalismo de quienes proceden de vecindarios vecinos. Protegen de la acción policial a sus propios delincuentes. Los encubren por complicidad convenida. Conviven con el delincuente y sobreviven en medio de la violencia y el delito.
La impunidad institucional con violentos y delincuentes
Comienza a conocerse como, desde las propias cárceles del país, autoridades policiales y militares, de justicia y del sistema de administración de prisiones, conciertan actividades con los delincuentes privados de libertad en perjuicio de los ciudadanos, sus vidas y propiedades. Se especula con que desde alcaldías, gobernaciones, ministerios y otras entidades públicas se “paga protección” a delincuentes pretextando activismo político proselitista y partidista. Grupos violentos de las comunidades aparecerían integrados en nóminas, a cambio de disponibilidad para algún tipo de servicio. Violentos y delincuentes se muestran en barrios y caseríos provistos de armamento solo concebible en manos de policías y militares. Hacen gala de ello en asaltos, atracos y secuestros. Pero –salvo circunstancias excepcionales- para ellos es inefectiva e imperceptible, casi que adrede, la acción de la seguridad pública, administradoras de justicia y los sistemas carcelarios en el país.
Participación y castigo
Seguridad ciudadana implica, por una parte participación responsable, colaboración, cooperación y connivencia ciudadana con la autoridad; y, por la otra, castigo, pena y rehabilitación social del violento y el delincuente a través de las Instituciones de seguridad pública, las administradoras de justicia y los sistemas carcelarios en el país.
El candidato de la Unidad Democrática y del Comando Electoral Simón Bolívar, Henrique Capriles Radonski, como el candidato del Polo Patriótico y del Comando Electoral Hugo Chávez, Nicolás Maduro, en su convocatoria a la ciudadanía para que elija a uno o al otro como presidente de la República, están obligados a debatir y explicitar respuestas claras, fiables y sostenibles sobre las diferentes problemáticas de índole social y políticas que agobian a los venezolanos. Particularmente están convocados a hacer manifiestas sus propuestas en materia de seguridad ciudadana, violencia social y delincuencia criminal. Esa es su responsabilidad, la cual es ineludible e inexcusable. Si Nicolás Maduro Moro o Henrique Capriles Radonski, se consideran merecedores de gobernar –que no de mandar- el país hoy. De ambos líderes se espera que sean capaces de abordar el problema en sus causas (prevención) y contribuyan así, de manera democrática y sostenible, a fortalecer el desarrollo social y la seguridad de quienes habitan en este país.
Cultura ciudadana es fundamental para mitigar y adaptarse a la violencia Un nuevo estudio patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) -denominado Antípodas de la Violencia- determina que para lograr cambios de fondo en la seguridad de las ciudades latinoamericanas no es suficiente aumentar la capacidad policial, disminuir las desigualdades socioeconómicas o modificar las leyes. Es necesario –asegura el estudio- transformar comportamientos dañinos que afectan la vida y seguridad de otros ciudadanos, con el fin de ayudar a disminuir los altos niveles de homicidios y lesiones personales en América Latina y el Caribe.
Cerrar filas ante un enemigo común
Desde la perspectiva del desarrollo humano, tres problemas fundamentales están relacionados con la seguridad ciudadana: causas sociales del delito, las drogas y sus efectos sobre el desarrollo humano y, el derecho de acceso a la justicia penal. Algunas experiencias exitosas en América Latina y el Caribe revelan propuestas generales que vale la pena instrumentar a corto plazo en Venezuela, sus ciudades y pueblos, como:
1.-Articular un sistema integrado de seguridad pública y ciudadanía;
2.-Establecer un mejor reparto de competencias, delegando responsabilidades directas;
3.-La participación ciudadana no solo opinando sobre los problemas de seguridad, sino tomando decisiones sobre la actuación de la seguridad pública;
4.-Realizar un amplio acuerdo institucional, político y social, sobre la misión de los poderes públicos en la lucha contra la delincuencia;
5.-Contar con un observatorio del crimen, las estadísticas científicas son una herramienta muy importante;
6.-Estudios periódicos de victimización;
7.-Mejorar y modernizar los servicios de justicia y seguridad pública;
8.-Repotenciar los sistemas carcelarios, los delitos muchas veces se gestan y manejan de las propias prisiones, por la falta de seguridad adecuada y corrupción.
9.-Es importante el uso de equipos de tecnología como cámaras de videos en las calles;
10.-Hoy los países requieren cada vez más una comunidad de inteligencia y de seguridad ciudadana.
HERNÁN PAPATERRA hpapaterra@yahoo.com