La Corte Suprema de Estados Unidos inicia este martes un debate histórico sobre el sensible tema del matrimonio homosexual, en un país donde cuatro de cada cinco estados lo prohíbe pero que cuenta con el apoyo de la opinión pública.
Cuando emita su decisión a finales de junio, la más alta institución jurídica estadounidense se decantará por la prudencia, eligiendo una opción intermedia, en lugar de legalizar de inmediato las bodas gays en todo el país, vaticinan los expertos.
Para esta sesión de dos días, muy esperada por partidarios y oponentes, los nueve jueces comenzarán el martes por examinar la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo en California (suroeste).
El miércoles revisarán la ley federal de Defensa del Matrimonio (DOMA), que impide a los homosexuales, legalmente casados en los nueve estados que lo autorizan, ser recocidos como tal a nivel federal.
En opinión de los analistas, la cuestión californiana es la que arroja más esperanzas a la causa homosexual y permitiría, llegado el caso, la legalización del matrimonio gay en todo el país.
En California, donde las bodas entre personas del mismo sexo fueron reconocidas por un corto periodo, los gays y lesbianas sólo pueden establecerse bajo uniones civiles, que les otorgan los mismos derechos que a las parejas casadas.
Pero una enmienda a la Constitución californiana, aprobada en 2008 por referéndum bajo el nombre «Proposición 8», determinó que un matrimonio une solamente a «un hombre y una mujer».
Otros ocho estados aprobaron la unión civil para las parejas homosexuales, pero les niegan el matrimonio.
«Actuar por etapas»
El gobierno del presidente Barack Obama reclamó que el matrimonio homosexual sea legal en todos los estados, justificando que lo contrario es una «discriminación por la orientación sexual».
«Cada estadounidense debe poder casarse con la persona que quiere», tuiteó el lunes Obama, que participará en el debate como «amigo» de dos parejas homosexuales a través de su abogado, Donald Verrilli.
«Somos optimistas porque la Corte ya ha reconocido 14 veces que el matrimonio es un derecho fundamental», declaró Kris Perry, que junto a su compañera Sandy Stier son una de las dos parejas amigas del mandatario.
Los defensores de la «Proposición 8» y del matrimonio tradicional estiman que le corresponde al Congreso tomar una decisión de esta envergadura. «Las decisiones tomadas por este proceso (parlamentario) tienen más posibilidades de ser reconocidas como legítimas», aseguró su abogado Charles Cooper en su recurso.
Este colectivo envía sus mensajes especialmente al juez conservador Anthony Kennedy, cuyo voto será crucial. Este ha defendido muchas veces los derechos de los homosexuales ante la Corte Suprema, pero hace poco declaró que «una democracia no debería depender de nueve jueces no elegidos para este tipo de decisiones mayúsculas».
En la Corte, de mayoría conservadora, el voto del presidente, John Roberts, nombrado por el exmandatario republicano George W. Bush (2000-20008) también será determinante. Su opinión fue muy criticada tras la adopción de la reforma de la salud de Obama.
Según el diario Los Angeles Times, su prima lesbiana será una de las personas que comparezcan en el debate.
Sin embargo, la jueza progresista Ruth Ginsburg consideró que la Corte Suprema había ido «demasiado lejos, demasiado rápido» en su decisión histórica que autorizó el aborto a nivel nacional.
Cuando el 58% de los estadounidenses apoyan el matrimonio homosexual, «no creo que la Corte quiera estar del lado equivocado de la Historia», dijo a la AFP la abogada Elizabeth Wydra, del Centro para el Respeto de la Constitución.
Tradicionalmente, la más alta institución jurídica del país «prefiere actuar por etapas», explicó a la AFP Thomas Keck, profesor en la Universidad de Syracuse. Pero, sea cual sea su decisión, «será un paso hacia la legislación del matrimonio entre personas del mismo sexo en un futuro próximo».
AFP