El presidente interino, Nicolás Maduro, ha llenado su discurso de referencias religiosas para reforzar la mitificación de la figura del fallecido presidente Hugo Chávez y pide el voto chavista para las presidenciales del 14 de abril como si se tratara de «un acto de fe», según analistas.
Maduro, que se ha autoproclamado «apóstol» de Chávez y hasta ha cerrado discursos con uno que otro «amén», repite constantemente que el fallecido mandatario -a quien elevó a la categoría de «redentor de los pobres»- le dejó el camino preparado para continuar su misión y ahora le guía desde el más allá.
«A nosotros nos mueven grandes fuerzas internas en lo espiritual. Nosotros creemos cada vez más en los valores de Cristo, en su legado», confesó Maduro -hasta ahora identificado sobre todo como seguidor del gurú indio Sai Baba- en un acto con partidos políticos la semana pasada.
«Que Dios bendiga a este pueblo hermoso de Venezuela, que Dios bendiga este rumbo hermoso del socialismo cristiano que tenemos en Venezuela. Invoquemos a Dios siempre, inclusive ustedes camaradas del Partido Comunista», dijo también Maduro, designado por Chávez como su heredero político pocos meses antes de morir.
Según analistas, Maduro busca con las constantes menciones a Dios -y a un Chávez al que busca divinizar- reforzar los lazos con el chavismo y asegurar que el voto sea percibido como un acto más emocional que racional.
Para Reyes, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Maduro «tiene una necesidad de mantener el misticismo alrededor del voto para que el elector vote por él como en un acto de fe».
Entre tanta referencia religiosa, el escritor Alberto Barrera criticó en su columna semanal de prensa que «cada vez somos menos país y más iglesia».
AFP