La casa de los abuelos de Andrés Bello atiende también a discapacitados y cumple otros servicios de atención a la comunidad
Desde hace más de 16 años, la casa-club de los abuelos de San José de Barlovento viene desarrollando una labor tan hermosa como meticulosa. En su patio sombreado por grandes árboles, se reúnen cada día un aproximado de 60 personas de la tercera edad a pasar el día entre conversaciones, bailes, juegos y una que otra travesura orquestada por algunos que parecen haber regresado a los tiempos de su niñez.
A nuestra llegada, se encontraban en el lugar funcionarios de la Contraloría del estado Miranda ayudándolos y asesorándolos en la elección de la figura del “Abuelo contralor”, misma que es la encargada de velar por el cumplimiento de sus derechos y deberes dentro de la institución. Cabe destacar que este evento tuvo que ser detenido en repetidas ocasiones por algún chiste o cuento emitido por alguno de los votantes, y que desataba la risa en todos los demás; pero nunca dejando de lado la seriedad que ameritaba la ocasión.
“Aquí nos sentimos de maravilla, yo creo que mejor lugar no puede haber, todos somos como hermanos que nos reunimos todos los días a jugar dominó, truco, bolas criollas, hacemos manualidades y cuanta cosa se nos ocurra. Somos felices” comentaba Andrés Rengifo de 84 años de edad, 4 de ellos en la casa-club.
Tibisay González, quien es promotora de la institución nos comento que no solo atienden a los abuelitos, también atienden a personas con discapacidad y que necesitan apoyo. Así mismo nos hablo un poco de la rutina que realizan diariamente y del equipo de trabajo que conforman:” Somos 5 empleados. 2 cocineras, 1 vigilante y 1 aseadora y mi persona. Todos orgullosos de nuestro trabajo. A ellos, a los abuelitos, los atendemos de 8:00 am a 3.00 pm ofreciéndoles desayuno, almuerzo y merienda, se les realizan jornadas medico-asistenciales, le realizamos paseos a la playa o al río para librarlos del estrés y una multitud de actividades más; todo esto con la mira puesta en prestarles el mejor servicio y que se sientan de la mejor manera posible.
Adicionalmente a esto, pudimos conocer que luego de desayunar realizan ejercicios con un profesor cubano que, según ellos mismos, los ayuda a comenzar activamente el día y a mantenerse en forma. Otra que nos comento de su experiencia fue la señora Benita de Cedeño, quien ya tiene 16 años dentro de la dinámica del club: ” Yo tengo aquí desde el año 1996 cuando el entonces gobernador Enrique Mendoza la inauguro, siempre nos han tratado bien y mejor de lo que lo hacen no puedo pedir, lo que si me preocupa es el hecho de que cuando se va el agua no pueden darnos comida porque las cocineras no tienen de donde sacarla para cocinar, por eso quisiera pedirle a las autoridades que nos ayuden, ya que tenemos dos tanques pero ambos están dañados”.
Ante esta petición, otros abuelos aprovecharon la oportunidad para plantear algunos de sus problemas, y hacer énfasis en que han solicitado en reiteradas ocasiones la ayuda gubernamental pero no les han dado respuestas. Alegan que desde hace tiempo vienen pidiendo un transporte, ya que hay muchos beneficiarios que vienen desde zonas alejadas y por su condición se les hace difícil el traslado, igualmente indicaron que quisieran la construcción de una pared que aísle a la casa-club de las comunidades vecinas y que se aumente el patrullaje, puesto que constantemente se encuentran a merced de la inseguridad.
Por otra parte, igualmente manifestaron su agradecimiento para con las organizaciones que hacen vida periódicamente con ellos, entre ellas la organización “Una mano amiga” y a los alumnos de la sección 5 “D” liceo “Las mercedes”, quienes se encuentran ayudándolos como parte de su proyecto de grado.
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