Tres ciudades del este de China -Shanghái, Hangzhou y Nanjing- cerraron hoy la mayoría de sus mercados de aves, detuvieron su comercialización y dos de ellas empezaron a sacrificar ejemplares ante la propagación de la cepa de gripe aviar H7N9, que ha causado ya la muerte de 6 de las 16 personas infectadas.
La primera en tomar estas medidas fue la metrópoli de Shanghái, la más afectada por el mortífero virus y donde las autoridades hoy confirmaron la presencia de la cepa en otras 19 muestras recogidas en varios de sus mercados de aves vivas, cerrados desde hoy y hasta nuevo aviso, resaltó Efe.
De esas 19, ocho muestras fueron extraídas de siete pollos y de los alrededores del mismo mercado en el que se halló por primera vez el virus en una paloma el jueves, el Mercado Mayorista de Productos Agropecuarios de Huhai, de la población shanghainesa de Dongking, según confirma hoy la agencia oficial Xinhua.
Las otras muestras que contienen el virus mortífero fueron recogidas en otros dos mercados ubicados en el cercano distrito shanghainés de Minhang.
La metrópoli, la más poblada de China con más de 24 millones de habitantes, se despertaba hoy con sus centenares de mercados de aves vivas cerrados, donde el día anterior se habían sacrificado 20.536 pollos, patos, gansos y palomas como medida de precaución ante la propagación del H7N9.
Las autoridades de Shanghai no tardaron tampoco en suspender la comercialización e importación de aves de corral, como posteriormente hoy anunciaba la vecina ciudad de Hangzhou (que también ha comenzado a sacrificar aves), en la provincia de Zhejiang, y poco más tarde la capital de la provincia de Jiangsu, Nanjing, todas en el este de China.
Desde el anuncio de las dos primeras víctimas mortales, el pasado domingo, se han producido seis muertes por el virus, cuatro de ellas en Shanghai y dos en la vecina Zhejiang.
El resto de los 16 afectados por el virus permanecen hospitalizados y algunos se encuentran en estado crítico, aunque dos de los ingresados en Shanghái muestran mejorías.
Se trata de un adulto y un niño de cuatro años que había sido el primero en empezar a recuperarse, ya que, pese a estar infectado, sólo padeció levemente los síntomas.
Todos los casos de afectados se concentran en el este de China: seis en Shanghái, seis en la provincia de Jiangsu, tres en la de Zhejiang y uno en Anhui, en una franja de no más de 400 kilómetros, desde la costa shanghainesa hacia el noroeste por el interior.
De momento, se descarta que la nueva cepa se transmita entre humanos, sino por el contacto con aves o con sus fluidos corporales, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) descarta por el momento la posibilidad de una pandemia.
En Ginebra, el portavoz de la OMS, Gregory Hartl, explicó en rueda de prensa que las investigaciones siguen intensamente porque aún no se ha identificado cuál es la fuente de contagio.
Dijo que por ahora no se ha identificado ninguna relación epidemiológica entre los casos. «Por lo tanto, no se puede hablar de contagio de humano a humano, y hay que seguir buscando un contagio medioambiental».
La desinformación, no obstante, es lo que más me preocupa a la población china en estos momentos.
En la red social Weibo, el Twitter chino, se acumulan los mensajes instando al Gobierno a ser «más transparente» en cuanto a los datos, mientras que se ha hecho público que un familiar de una las seis víctimas mortales de H7N9 ha denunciado que le ocultaron la «razón» del fallecimiento en el hospital y que tuvo que enterarse por los medios, publica hoy el diario South China Morning Post.
En un restaurante de Shanghai, especializado en comidas con pollo, la dueña, de apellido He, quitó hierro al asunto.
«No estoy preocupada. Se trata de cocinarlo a altas temperaturas, tener un poco de cuidado. No he notado ningún efecto en mi clientela, la gente consume igual», afirmó He esta misma tarde.
Pekín no ha tardado en defenderse de esa supuesta «desinformación», por lo que hoy mismo, y a través de la agencia oficial Xinhua, se publicaba un artículo en el que diversos expertos destacaban que la transparencia del Gobierno en cuanto a este virus era mucho mejor que hace diez años China combatió el mortífero SARS.
«La respuesta del gobierno a la enfermedad es completamente diferente que hace diez años…», afirmó el profesor Wang Yukai, de la Academia china de Gobernación, en contraposición a los numerosos mensajes de una ciudadanía escéptica.
ElUniversal