De acuerdo con el comunicado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, previo a la salida de Jorge Torres Victoria se suspendieron las actividades militares en Tolima y Cauca «a fin de garantizar la seguridad de los nuevos delegados de paz»
LA HABANA. Las FARC anunciaron el domingo la llegada del dirigente Jorge Torres Victoria, alias Pablo Catatumbo, para reforzar la delegación guerrillera y sumarse a la mesa de diálogo de paz con el gobierno colombiano, previsto para reanudarse el 18 de abril.
Catatumbo, integrante del Secretariado Nacional de las FARC-EP, el ala militar del grupo guerrillero, llegó a La Habana el sábado por la tarde en un avión con los distintivos de la Cruz Roja Internacional, informó un comunicado de las FARC publicado en redes sociales.
Las FARC publicaron también una foto en la que se ve a Catatumbo junto con Iván Márquez, jefe de la delegación de las FARC, y Rodrigo Granda.
Según el comunicado, también «ha sido designado por la dirección de las FARC-EP para reforzar su Delegación de Paz, Victoria Sandino Palmera, Freddy González y Lucas Carvajal, entre otros».
De acuerdo con el comunicado de las FARC, previo a la salida de Catatumbo de Colombia se suspendieron las actividades militares en Tolima y Cauca «a fin de garantizar la seguridad de los nuevos delegados de paz».
Catatumbo, de 60 años, es el jefe del llamado bloque occidental de las FARC. Está solicitado en extradición por Estados Unidos por delitos relacionados con el narcotráfico. El gobierno de Washington ofrece por su captura una recompensa de 2,5 millones de dólares.
Los cinco titulares que desde hace seis meses se sientan en la mesa son Luciano Marín, alias Iván Márquez, jefe del equipo negociador; Luis Alberto Albán, alias Marcos Calarcá; Jesús Emilio Carvajalino, alias Andrés París; Granda, alias Ricardo Téllez, y Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, quien desde diciembre de 2004 se encuentra preso en Estados Unidos por el secuestro en el sur colombiano de tres ciudadanos del país del norte.
El jefe de la delegación del gobierno en las conversaciones, Humberto de la Calle, ratificó su llamado a participar a la marcha del próximo 9 de abril, en un comunicado enviado por la oficina de prensa al dialogo.
«Ese día, el 9 de abril, con la mirada puesta en las víctimas, todos los colombianos debemos imaginar cómo sería un día sin conflicto armado», escribió La Calle en una columna de opinión publicada el domingo en la prensa colombiana. «El imperativo moral es agotar al máximo las posibilidades del diálogo».
Varios analistas han visto con buenos ojos la llegada de Catatumbo a la mesa, en particular porque reclamaron desde el inicio de la mesa la presencia del ala militar de las FARC.
Para el congresista de izquierda Iván Cepeda, la llegada de Catatumbo a la mesa de diálogo demuestra que «son en su conjunto las FARC las que están negociando y no un sector determinado».
El legislador colombiano, en diálogo telefónico, definió a Catatumbo «como uno de los comandantes históricos de las FARC que tiene una zona de influencia que no estaba representada en la mesa (de negociación)».
Más críticas al proceso
Para el ex ministro colombiano del Interior Fernando Londoño (2002-2003), el arribo de Catatumbo a Cuba «es otro golpe publicitario de (el presidente Juan Manuel) Santos para demostrar que lo de las FARC va perfectamente bien y entonces ponen ahí a uno de los personajes más siniestros» de ese grupo alzado en armas.
En su cuenta de redes sociales, el ex presidente Alvaro Uribe (2002-2010), un público crítico del proceso de paz, escribió: «4 héroes de la Patria viajan al cementerio y sus verdugos a La Habana protegidos por la impunidad del Gobierno Santos». El ex gobernante hizo así alusión al arribo a Cuba de Catatumbo y a los cuatro militares que perdieron la vida el viernes en el suroeste de Colombia en combates con las FARC.
El pasado 15 de marzo, el Tribunal Superior de Cali, capital de Valle del Cauca, revocó en favor de Catatumbo y de otros miembros del secretariado de las FARC una sentencia condenatoria por el asesinato hace 11 años de monseñor Isaías Duarte Cancino, entonces arzobispo de Cali.
AP