«Aprobado», sentencia el presidente encargado, Nicolás Maduro, mostrando su firma al asignar unos recursos públicos. Heredero de Hugo Chávez, intenta encarnar su estilo campechano y su discurso provocador de cara a los comicios del domingo, mientras analistas se preguntan cuándo emergerá su propio talante.
«Ante una contienda tan corta (de sólo diez días) es la puesta en escena más previsible porque le permite a Maduro cabalgar sobre la emoción y la empatía que generaba Chávez entre la gente», explica a la AFP la experta en comunicación política Mariana Bacalao.
En sus mítines como candidato oficialista, Maduro carga niños en brazos, hace chistes, anuncia planes de gobierno, arremete contra la oposición o relata anécdotas y momentos históricos, adoptando el estilo de su mentor para encarar a multitudes chavistas en la campaña, en la cual su rival es el líder opositor Henrique Capriles.
Su estrategia ha sido «copiar y pegar» el modo en que Chávez conquistaba a sus electores, y «trata de ser informal y hacer esa especie de carrusel emocional que lograba el mandatario (en sus seguidores). Pero Maduro no tiene el mismo carisma», indica Bacalao, catedrática de la Universidad Central de Venezuela.
El presidente interino, de 50 años, fue designado por el propio Chávez como su sucesor meses antes de morir el 5 de marzo de un cáncer.
Ahora, muy lejos del mesurado canciller que fue durante seis años, Maduro tacha a los opositores de «capitalistas rancios, apátridas, fariseos, fascistas y burgueses» y los acusa de impulsar una «guerra económica» contra su gobierno.
«Que muchacho pa’ bobo», «carcamán» y «farsante», le dijo Maduro a Capriles en sus actos de campaña, imitando el verbo mordaz que tenía Chávez.
«Mimetizarse con su padre político parece la apuesta más segura de acercarse a la victoria en las elecciones porque no confía en su propio estilo», opina Bacalao, recordando que en los mítines oficialistas la presencia de Chávez es «ineludible» porque su imagen aparece en pancartas gigantes, videos y su voz en audios.
La socióloga Maryclen Stelling sostiene que Maduro se apoya en los años de formación política junto a Chávez, a quien empezó a acompañar luego de que el carismático líder salió de la prisión a la que fue enviado tras encabezar un fallido golpe de estado en 1992.
«Maduro nunca había estado en la palestra pública como orador, como líder, enfrentándose a grandes audiencias. En una campaña como ésta, ¿cuál es el referente que tiene? Es Chávez», explica Stelling, miembro del Observatorio Global de Medios.
Imponiendo su estilo, Chávez hizo una «marca indeleble» en el modo de hacer política en Venezuela, especialmente en el equipo que lo acompañó en sus 14 años de gestión, durante los cuales amplificó su gran capacidad comunicadora a través de la televisión, llegando a convertirse en una figura omnipresente en la vida de los venezolanos.
«Chávez es un figura muy determinante, es el padre político de todos los que formaron parte de su gobierno», explica Stelling, agregando que Maduro -si gana las elecciones- deberá «representar a Chávez los próximos seis años», un período para el cual el fallecido mandatario había sido reelecto en octubre al derrotar a Capriles.
«Chávez también marcó en Latinoamérica un antes y después en la manera de hacer política, de dirigir un país y hacer política exterior rompiendo los modos convencionales de un presidente», añade Stelling.
Pero, ¿cuándo emergerá el estilo de Maduro?, se preguntan los analistas. Bacalao sostiene que de ganar las elecciones, «a corto o mediano plazo él tendrá que asumir cuál es su estilo de liderazgo, cuál es su propuesta, que para la gran mayoría de los venezolanos sigue siendo una gran incógnita».
«Tiene que generar su propio estilo inspirado en la doctrina Hugo Chávez, pero no como una copia. Lo va a requerir en el momento en que sienta estabilidad suficiente para continuar el proyecto político de Chávez con una nueva cara», opina a su vez el experto en comunicación política Gabriel Reyes.
Precisamente, en las últimas semanas Maduro ha mostrado rasgos de cómo sería su estilo, silbando como el «pajarito» que observó en Sabaneta, donde nació Chávez, e interpretó como su encarnación, tocando tambores o en su modo de imitar a Capriles cuando lo llama ‘Nicolás’.
Pero para Reyes, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, el nuevo líder del chavismo por ahora «no tiene identidad propia y está sumergido en su intento de continuar la trayectoria de Chávez».
«A Maduro no lo vemos todavía, no sabemos dónde está, lo que vemos es el copiar y pegar de Chávez», coincide Bacalao.
Stelling agrega que al mismo tiempo Maduro potencia sus semejanzas con Chávez como su origen humilde y trabajo como sindicalista del metro de Caracas para «mostrar que tiene una lucha revolucionaria».
AFP