«Aquí somos guardianes de la capilla de Chávez, la comunidad, el colectivo, la parroquia organizada, lo hacemos de corazón, nos nace de corazón», enfatiza la militante Eva García, quien agrega que todo aquel que quiera manifestarle su amor puede hacerlo en este lugar
«Le rezan, le oran, le cantan, en su creencia, como todos los hacemos con nuestros difuntos que nos llegan al corazón, así nos llega nuestro comandante».
«Es la capilla del pueblo porque es la capilla de Chávez», afirma Eva García, quien se define como una de las guardianes de este pequeño recinto que se ha convertido en espacio de contacto espiritual, ideológico y reflexivo con el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez.
En la estructura de color azul se lee en letras blancas: «Santo Hugo Chávez del 23». Es la capilla instalada por la comunidad desde el 23 de marzo en una acera, que cuenta con un trozo de tierra con un rosal, frente a la entrada de la calle por la que se sube al Cuartel de la Montaña, donde reposa el llamado comandante de los pobres.
«Aquí somos guardianes de la capilla de Chávez, la comunidad, el colectivo, la parroquia organizada, lo hacemos de corazón, nos nace de corazón», enfatiza la militante, quien agrega que todo aquel que quiera manifestarle su amor puede hacerlo en este lugar.
«Está abierta las 24 horas del día, para todas las personas que quieran venir, de cualquier religión, sea evangélico, cristiano, pentecostal, sea Pare de sufrir, todos», dice.
Sentada a la izquierda de la entrada, Eva explica que tomaron esta iniciativa porque en el Cuartel de la Montaña «no se le podía prender velas, ni dejar tantos ramos como la gente quería». Así es, aquí los seguidores del líder socialista dejan lirios, calas, girasoles y otras tantas flores que, junto al calor de las velas y el colorido de afiches y fotografías de Chávez.
«Le rezan, le oran, le cantan, en su creencia, como todos los hacemos con nuestros difuntos que nos llegan al corazón, así nos llega nuestro comandante», dice la mujer moviendo sus manos en dirección a la entrada que resguarda, donde además entrega afiches con el rostro de un Chávez joven, cuando asumió la responsabilidad de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992 contra el gobierno neoliberal de entonces.
«¡Seamos como Chávez!», se lee al lado de la mirada determinante de ese Chávez del afiche.
Abierta las 24 horas, el recinto es visitado por grandes y pequeños, hombres y mujeres que encienden velas y miradas frente a la imagen más grande del comandante en uniforme y posición firme al lado de una figura de Jesús de Nazareth -de fondo un collage de casas populares- con la frase: «Dios con Nosotros, quién contra Nosotros».
«Hasta el dos mil siempre», es la respuesta que da Eva, al preguntar hasta cuándo estará abierta esta capilla popular, que es cuidada por integrantes de los colectivos de la parroquia 23 de Enero y de otras comunidades aledañas como Catia.
Además de plegarias, promesas y agradecimientos, la capilla funciona como espacio para promover la movilización de las fuerzas bolivarianas para las elecciones presidenciales del 14 de abril.
Cada quien con su creencia
Al ser consultada por la condena de la iglesia católica «por poner a Chávez como un santo», la guardiana de turno responde: «de verdad que no nos importa, cada quien con su creencia».
«Esta es la creencia de nuestro pueblo, es la creencia de nosotros y el Poder Popular es el que decide, aquí estamos para quererlo y adorarlo porque para nosotros es un santo, no nos importa la iglesia católica para nada en ese sentido -aunque somos católicos, nuestro comandante es católico y lo fue por siempre-, pero en verdad lo adoramos», añade con orgullo.
A un mes de su partida física, la seguidora chavista insiste con fuerza: «¡Es nuestro santo del 23 de enero y para nosotros si es un santo! Porque hizo ver a las personas que no podían ver, hizo caminar a personas que no podían caminar», agrega en referencia a la Misión Milagro y la Misión José Gregorio Hernández creadas por el llamado comandante de los pobres.