SANTIAGO. Los restos óseos del premio Nobel de literatura chileno Pablo Neruda serán analizados en Estados Unidos mientras los investigadores buscan esclarecer el misterio de su muerte hace cuatro décadas.
El cuerpo de Neruda fue exhumado esta semana en un intento de descubrir si murió de cáncer de próstata como se registró entonces, o bien si fue envenenado por agentes de la sangrienta dictadura del general Augusto Pinochet, como piensa su chofer y otras personas.
Rodolfo Reyes, uno de los sobrinos de Neruda, se reunió el viernes con expertos forenses chilenos y extranjeros, y dijo que parte de los restos óseos del poeta será enviada a un laboratorio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.
Se le realizarán exámenes toxicológicos, dijo Reyes luego que confirmó que el saco y el cinturón dentro del ataúd exhumado pertenecían al poeta.
Reyes habló con medios locales y explicó que no importa el tiempo que tarden los estudios ya que el objetivo es eliminar cualquier duda sobre la muerte de Neruda.
El juez Mario Carroza, quien aprobó una petición hecha por el Partido Comunista de Chile para la exhumación, dijo que recibirá un reporte preliminar sobre las pruebas realizadas en Chile el 22 de abril.
Carroza dijo que necesita el informe antes de poder ordenar el regreso del ataúd de Neruda a su casa en Isla Negra, en el Océano Pacífico.
Neruda fue también un político de izquierda y hubiera sido una fuerte voz desde el exilio en contra del régimen de Pinochet.
El poeta murió apenas 24 horas antes de que escapara de Chile en medio del caos posterior al golpe militar del 11 de septiembre de 1973. El premio Nobel tenía 69 años y padecía cáncer de próstata cuando falleció, 12 días después del golpe de Estado que llevó a la muerte de su amigo cercano, el presidente socialista Salvador Allende, quien optó por el suicidio en lugar de entregarse a las fuerzas de Pinochet que atacaban el palacio presidencial.
Durante mucho tiempo, la versión oficial fue que Neruda murió de causas naturales generadas por el trauma de atestiguar el golpe militar y la muerte de muchos de sus amigos. Sin embargo, las sospechas prevalecieron, incluso después que Pinochet dejó el poder y Chile volvió a la democracia en 1990.
Durante años, el chofer y ayudante de Neruda dijo que agentes de la dictadura habían inyectado veneno al estómago del poeta mientras estaba postrado en cama en la clínica de Santa María, en Santiago.
AP