En la sociedad colonial barloventeña, al igual que en el resto de la provincia, se fueron creando las actitudes denigrantes hacia los africanos y sus descendientes para justificar ideológicamente la explotación alrededor de la hacienda de cacao
“Los prejuicios y actitudes quedaron, así como también los estereotipos, y producto de ello también surgió la condición endoracial, es decir la actitud de negarse uno mismo por la condición negro, por el color de la piel”
Históricamente, unos de los temas pocos difundidos y abordados por los decimistas barloventeños es el tema del racismo, vigente en estos tiempos después de tantas décadas de lucha contra sus diferentes formas sutiles y frontales, pero también con el vacilón y la burla
Este prejuicio fue generado con el proceso de la trata negrera que racionalizó las relaciones entre los hombres. Luego el sistema colonial, con sus prácticas esclavistas, lo reforzó e institucionalizó.
En la sociedad colonial barloventeña, al igual que en el resto de la provincia, se fueron creando las actitudes denigrantes hacia los africanos y sus descendientes para justificar ideológicamente la explotación alrededor de la hacienda de cacao. Términos y frases se fueron estableciendo en el habla de los dueños de haciendas: “Negro bruto”, “Es negro pero inteligente”, “Trabaja como un negro”, entre otros.
Autodesprecio
Cuando se produce la abolición de la esclavitud, muchos hacendados en la región de Barlovento se oponían a esta medida tomada por el presidente José Gregario Monagas en 1854. Los prejuicios y actitudes quedaron, así como también los estereotipos, y producto de ello también surgió la condición endoracial, es decir la actitud de negarse uno mismo por la condición negro, por el color de la piel. Algunas veces oímos a muchos barloventeños decir “la gente de color” o “negroide” ó “ellos los negros”. Sin embargo, nuestro decimistas que en algún momento debieron sentir, tanto la situación de racismo, como endoracismo buscaron alguna explicación en sus composiciones.
El decimista Aureliano Huice capta con su pluma este prejuicio racial y lo lanza con una reflexión profunda:
Yo le pregunto a la ciencia
y a todo los trovadores
si se distinguen colores
cuando muere la existencia
y el dios de la providencia
dejó escrito en su relato
colores y desacatos
no figuran en la historia
entramos todos a la gloria
catires, negros y mulatos
Por su parte Cruz Ávila en defensa su integración en la sociedad global venezolana compuso la décima “Negro”:
Soy negro venezolano
con cierta preparación
tengo una religión
y he sido buen ciudadano
soy humilde, provinciano
pero no soy inferior
porque Cristo, el redentor
a nadie le habló de raza
entonces… mundo ¿qué pasa?
porque negro es mi color
Y más adelante, para demostrar que él no aspira a ser blanco, lo cual refleja un nivel de conciencia de su negrura y al mismo tiempo da una respuesta al endoracismo que cada vez se evidenciaba más en la sociedad barloventeña, expresó:
Yo no estoy acomplejado
por no tener piel blanca
porque en una Iglesia Santa
un día fui bautizado
Y al morir seré enterrado
al lado del gran señor
tendremos el mismo hedor
se pudrirá nuestra carne
pero ya no podrá odiarme
porque negro es mi color
“Los aparecidos”
La décima a la burla, la charada también es motivo de inspiración de nuestros decomisas. Así nos encontramos de nuevo con Aureliano Huice y la decimista Celsa Duarte de San José de Barlovento. Estos dos hacen burla de los muertos aparecidos. Los aparecidos eran almas que quedaban errantes porque habían dejado alguna deuda o tenían que cobrar algún dinero. Veamos un pie de décima de estos decimistas referidos a la deuda que tenían que pagar a un muerto:
Tengo una deuda pendiente
que yo la quiero pagar
y me canso de preguntar
y no me dice la gente
No quiero que mi muerte
me llegue ante de ese tiempo
porque muero descontento
debiendo esa cantidad
por eso quiero pagar
tres reales que debo a un muerto.
Yo quiero pagar esa deuda
porque no quiero deber
a persona que se fue a vivir
para otras tierras
no sé si recibe velas,
la gente dice que no,
el padre me preguntó
que cuánto era el caudal,
¿un bolívar con un real
como le pagará yo?
Salí apura’o a preguntar
a un Arzobispo en Caracas
y me dijo que antes de Pascua
procurara pagar
pero no supo explicarme
a quién se lo daba yo
por eso le pido a Dios
no vaya el muerto a cobrarme,
yo debo y quiero pagarle
que murió y no la dejó
Yo he tenido los tres reales
pero lo he vuelto a gastar
porque me he puesto a pensar
y no hallo a quién pagarle…
pero si el muerto me sale
yo le pago muy contento
así el pase como un viento
yo el entrego sus centavos
aunque no figure el pago
escrito en su testamento
La voz de afroamérica
Jesús “Chucho” García