Con el procedimiento se reemplazan las células sanguíneas disfuncionales con células madre sanas del paciente o de un donante compatible, con la esperanza de que el organismo genere nuevas células sanguíneas e inmunológicas
NUEVA YORK. Un estudio sugiere que quienes reciben un trasplante de médula ósea serían propensos al suicidio o los accidentes fatales, y que esos pacientes deberían recibir asistencia extra por los efectos mentales y físicos de
convivir con la enfermedad.
En un grupo de casi 300.000 receptores europeos, un equipo observó que la tasa de suicidios duplicaba a la de la población general de Europa. La mortalidad por accidentes también aumentaba.
El doctor David Porter, experto en trasplante de médula ósea, consideró que los resultados son «esclarecedores» porque en la comunidad de trasplante no se habla de suicidios ni muertes accidentales.
«No es algo de lo que se ocuparían los especialistas en trasplantes», dijo Porter, del Centro de Oncología Abramson de la University of Pennsylvania, en Filadelfia.
El trasplante de médula ósea se utiliza para tratar distintas enfermedades, como la leucemia y otros cánceres, la enfermedad de células falsiformes y los trastornos inmunológicos.
Con el procedimiento se reemplazan las células sanguíneas disfuncionales con células madre sanas del paciente o de un donante compatible, con la esperanza de que el organismo genere nuevas células sanguíneas e inmunológicas.
En la revista Cancer, el equipo escribe que estudios previos habían hallado que más del 20 por ciento de los pacientes tiene síntomas asociados con la depresión después del trasplante.
Esos mismos signos son factores de riesgo de suicidio en la población general, lo que sugiere que ese grupo de pacientes serían un grupo de riesgo, según explica el equipo del doctor André Tichelli, del Hospital Universitario de Basilea, en Suiza.
Y agrega que el trasplante los debilitaría aún más mental y físicamente, lo que eleva el riesgo de accidentes.
El equipo usó una base de datos europea con 294.922 pacientes trasplantados entre 1980 y el 2009. Casi todos tenían cáncer sanguíneo. Durante el estudio, murieron 116.149 pacientes: 189 por suicidio y 125 por accidentes; el resto, por una recaída de la enfermedad o una causa asociada con el trasplante.
El equipo estimó 21 suicidios por cada 100.000 personas con un trasplante de médula ósea, frente a nueve de cada 100.000 en la población general de Europa.
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos estima que en el país hay 11 suicidios por cada 100.000 habitantes. En el estudio, los pacientes que tenían una recaída de la enfermedad eran más propensos a suicidarse, en especial los que habían utilizado su propio material biológico para el trasplante.
El doctor Fausto Loberiza Jr., autor de un editorial sobre el estudio, consideró que el riesgo de suicidio podría aumentar porque el cáncer ya eleva el riesgo de depresión.
«Sabemos que los pacientes oncológicos tienen una alta incidencia de depresión. Sabemos también que existe una elevada incidencia de depresión en los pacientes con trasplante (de médula ósea)», indicó Loberiza, del Centro Médico de la University of Nebraska.
Agregó que eso significa también que se desconoce si los trasplantes o los cánceres son los que elevan el riesgo de suicidio. El equipo halló 14 muertes accidentales por cada 100.000 pacientes trasplantados, comparadas con 11 por cada 100.000 habitantes. La causa principal fueron los accidentes automovilísticos.
Tichelli consideró que la mayoría de los especialistas en trasplantes ignoraría que sus pacientes tienen más riesgo que la población general de morir por suicidio o accidentes porque son casos raros.
«Un estudio local nunca mostraría la diferencia porque la cantidad de pacientes sería muy poca», indicó, y agregó que los nuevos resultados demuestran la importancia de que los médicos pregunten a los pacientes cómo se sienten física y emocionalmente tras el trasplante, en especial los primeros años.
«Los pacientes pueden o no hablar del tema, pero si les preguntamos quizás se sientan felices de que abordemos el problema», dijo Tichelli.