Madurar, según el Diccionario Enciclopédico Larousse, significa crecer y desarrollarse una persona en relación con sus condicionantes hereditarios, el contexto social en el que vive y sus circunstancias personales. No otra cosa ha ocurrido con el dirigente político Henrique Capriles, luego de sus dos campañas por la presidencia de la república. Ya el país le reconoce el estatus de presidenciable. Ya los venezolanos ponderamos favorablemente sus méritos y cualidades para reconducir a Venezuela por el camino de la democracia, la libertad y el desarrollo sostenible.
Cumplida su misión en la campaña culminada el pasado 14 de abril, Capriles da muestras evidentes de haber alcanzado la madurez exigible a una persona que parece destinada a ser presidente de Venezuela. Sensatez, prudencia y buen juicio son atributos que parecen haber sido ganados por Capriles para beneplácito de los venezolanos. La opinión internacional ya le reconoce su potencial presidencial. Nadie discute su honradez, su probidad y su amplitud de visión.
Legalmente las instituciones competentes, y con el poder de administrar la violencia, pueden declarar electo a un candidato pese a circunstancias presuntamente asociadas a inconsistencias numéricas, presiones indebidas, prevaricación, peculado doloso y malversación genérica; pero legítimamente la percepción pública –nacional e internacional- se enfoca en Henrique Capriles. Los votos logrados por éste son fruto de reivindicar los ideales más significativos del ser humano: la libertad personal y social, la propiedad privada familiar y productiva, la solidaridad institucional para con los socialmente más vulnerables, el espíritu de fraternidad que toda religión pretende y que particularmente promueve la fe católica.
De momento corresponderá a Henrique Capriles liderar la oposición política frente al nuevo presidente declarado electo por las autoridades electorales en Venezuela. Mantener unida, en torno suyo y de la democracia libre y justa, a los diferentes movimientos políticos, sociales y económicos, demanda de esa madurez alcanzada al cabo de estas jornadas eleccionarias.
Felizmente numerosos ciudadanos han perdido la fe en las instituciones envilecidas y degradadas durante casi catorce años; buena parte de ellos ahora suman sus votos y se identifican con Henrique Capriles. También ellos han madurado, toman conciencia del engaño experimentado, no se resignan a la desesperanza aprendida. Reconocen la madurez de Capriles para reencauzar la vida y destino del país. Rogamos a Dios porque madurez tan valiosa no envejezca prematuramente y, por el contrario, dé frutos que impliquen felicidad y bienestar. El país siente que Henrique Capriles ganó. Ganó el derecho a liderar a propios y extraños para hacer de Venezuela un país mejor. Ciudadanos y partidos siente que Capriles está maduro.
Hernán Papaterra hpapaterra@yahoo.com