A los 34 años, el astro se rompió el tendón de Aquiles. Su ausencia no solo es una pérdida para los Lakers, sino para toda la NBA
La pelota es distinta, pero el asunto es el mismo: así como sucede en el fútbol con Messi, sucede en el basquetbol con Bryant. La semana pasada se lesionó la gran estrella de la NBA y la liga entera quedó temblando. Kobe Bryant, tercer máximo anotador en la historia de la franquicia, se rompió el tendón de Aquiles y estará fuera de las canchas entre seis y nueve meses. Más allá del drama personal que representa la lesión para un ídolo del baloncesto, el asunto es también monetario. Sin Bryant jugando, la NBA pierde en atractivo; y los Lakers dinero: el año pasado la camiseta con su número fue la más vendida en Europa, China y América Latina. Cuando juega Kobe, la cancha se llena. Se estima que el veinte por ciento de los nuevos seguidores que cada año se suman a la adicción del basquetbol, llegan justamente para ver a Kobe.
Pensar en la NBA sin él, es como imaginar una temporada en el Camp Nou sin Messi.
La comparación con la ‘Pulga’ es más que justa: ahora hay jugadores que son más importantes que el mismo juego. Hace dos años, desde Bangladesh, fueron ofrecidos cuatro millones de dólares a la federación Argentina de Fútbol para pactar un partido amistoso. Kazi Slauddin, presidente de la Federación de Fútbol de ese país, explicó entonces que la organización del juego estaba a cargo de una compañía india que quería llevar hasta ese lado del mundo a la selección Argentina para que se enfrentara con Nigeria. Detrás de la propuesta no había nada turbio, apenas una condición: que Messi jugara. Si eso pasaba, explicó el dirigente, el fútbol bangladeshí viviría el mejor momento de su historia.
Y pasó. El 8 de septiembre del 2011 Argentina jugó con Nigeria en el estadio de Dhaka y la ‘Pulga’ marcó dos goles. Ese día, en el estadio no hubo espacio ni para los vendedores de agua: la presencia del astro garantizó la venta de 24.000 entradas a cien dólares cada una. Eso, más el dinero que el espectáculo generó en publicidad, permitió pagarle a los argentinos su pequeña fortuna. Y dejar también, en el bolsillo de los organizadores, otro pequeño botín. Messi, como Bryant, no solo son importantes porque logren hazañas con una pelota. Su valor deportivo está calculado en billetes. ¿Cuánto perderán los Lakers con la ausencia de Kobe? Nadie lo sabe aún.
Donde sí saben cuál será el tamaño de la pérdida es en el campo de juego. Sin Bryant el funcionamiento del equipo cambia. Y cambia de cara a los Playoffs en los que hoy empiezan a jugarse la vida enfrentando a los San Antonio Spurs. Guillermo Moreno, el técnico más ganador del baloncesto colombiano y exentrenador de la Selección Valle, dice que esa es una complicación adicional para el técnico de los Lakers, porque Bryant, además de ser el hombre que guía ofensivamente al equipo, es un tipo que garantiza un promedio de 30 puntos por juego. No tenerlo es no tener esos puntos.
Así entonces, Dwight Howard, un pívot con más vocación para defender que para atacar, será el llamado a ocupar el vacío. Sobre él, que es uno de los veteranos, que ha hecho parte de la selección olímpica de los Estados Unidos, cae la responsabilidad y por eso está obligado a cambiar su juego para poder cambiar el de todo el equipo. Howard tendrá que mejorar sus lanzamientos, potenciar su agresividad y ganar en movilidad bajo el aro. De lo contrario, la afición de los Lakers podría quedar tan adolorida como el pobre Bryant.
El consuelo es que detrás de Howard estará el español Paul Gasol, que ya tiene desde hace rato la condición de líder y que puede funcionar como armador. Y si el canadiense Steve Nash termina de superar las lesiones de espalda y cadera que arrastra desde hace meses, todo estaría un poco menos mal. Menos mal para los seguidores y menos mal para Mike D’Antoni, el entrenador, que debe estar viviendo días de insomnio: dirigiendo bajo la sombra de su predecesor Phil Jackson y las críticas que varias veces hizo el propio Kobe Bryant a sus planteamientos, D’Antoni no solo se juega la posibilidad de disputar el título, sino su continuidad en el equipo.
Aunque el deportólogo Héctor Fabio Cruz dice que la rotura del talón de Aquiles que sufrió Kobe es una lesión que con buena terapia le permitiría estar haciendo trabajos de campo en cinco meses, en los Lakers son menos optimistas. Otros jugadores que han sufrido su misma lesión, la peor que puede tener un jugador de baloncesto a los 34 años, han visto limitado su potencial y rendimiento en el campo después de recuperarse. “Hice un movimiento que he hecho un millón de veces y simplemente tronó”, dijo Kobe mientras se apoyaba sobre unas muletas el día que se rompió. Esta semana su tendón fue reconstruido. Gary Vitti, el preparador físico del equipo, dijo que aunque todo salió bien el tiempo que estarán sin Kobe es una incógnita.
Bryant, inmovilizado en casa, se la pasa estos días contando lo que siente a través de su cuenta de Tuiter. Aquello parece una terapia de motivación personal: “No sé qué pasará, me fijaré en los profesionales que anteriormente sufrieron este tipo de lesión y aprenderé de los que mejor se recuperaron”. “Nunca he pasado por este proceso y mi objetivo será recuperarme lo antes posible”, escribió hace poco. Y eso ya es ganancia. Así lo han visto todos, como un paso adelante después de lo ocurrido. Sus seguidores entonces le contestan felices. Al menos esperanzados. Confían que el ídolo haya pasado ya los días de furia; al día siguiente de la lesión había tuiteado: “¿Por qué demonios ha sucedido esto? No tiene un maldito sentido. Se supone que me recuperaré de esto y volveré a ser el mismo jugador con 34 años? ¿Cómo se supone que voy a conseguirlo?”.
¿Pueden cesar los rumores?
Kobe Bryant vivió con intensidad el decisivo partido que los Lakers ganaron a los Rockets para auparse al séptimo puesto del Oeste evitando a los Thunder en primera ronda de los playoffs, en la que les esperan los Spurs.
La estrella de los Lakers, convaleciente de una operación en el tendón de Aquiles que le tendrá entre 6 y 9 meses alejado de las canchas, en esta ocasión cambió la llamada de teléfono por twitter y mensajes de texto a sus compañeros para ‘participar’ en el triunfo de su equipo.
Si contra los Spurs llamó a Gasol en el descanso para darle un mensaje («Me dijo que siguiera agresivo, que mirara al aro y lanzara cuando tuviera tiro», explicó Pau), contra los Rockets Kobe hizo de entrenador vía Twitter.
«Nos quedaba una falta por hacer… pero ya no podemos hacer nada», escribió un crítico Kobe sobre la jugada en la que Parsons metió un triple a la desesperada que forzó la prórroga.
Según contó Pau Gasol, a Antonio Martín de la Agencia EFE, Kobe mandó mensajes de texto a sus compañeros durante el descanso: «Nos dijo que rompiéramos la defensa, que pusiéramos el balón en el poste bajo y que esperásemos las dobles ayudas para doblar la bola y encontrar tiros abiertos. Y eso hicimos».
«El balón pasa por mis manos mucho más. Trato de sacar provecho de ello y suministrar pases a nuestros tiradores. Me encanta compartir el balón y siempre trato de hacer la jugada correcta. Creo que así todo el mundo lo agradece. Estamos distribuyendo bien el juego», explicó Pau sobre su papel en el juego de los Lakers.
Sobre el que no tienen dudas Kobe Bryant es Pau Gasol. «¿Pueden cesar ya los rumores sobre el traspaso de Pau Gasol?», escribió ‘La Mamba Negra’ tras el triple-doble del ÑBA en un partido tan importante para los Lakers. Palabra de Kobe.