Así lo asegura Kevin Warwick, quien es conocido como “capitán Cyber”, algo así como un Matrix, Terminator o Blade Runner real, por algo fue el primer humano con implantes cibernéticos en su propio cuerpo. Sus experimentos e investigaciones son de ciencia ficción
Puede pasar por un loco o quizá por un profesor chiflado. Pero, palabra tras palabra, Kevin Warwick (Coventry, Reino Unido, 1954) va encandilando a todos aquellos que se interesan por sus estudios sobre inteligencia artificial y robótica.
Considerado el primer “cyborg” de la historia, término que define al ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos, este profesor de cibernética en la Universidad de Reading (Reino Unido) avanza que en “treinta años la gente llevará un chip en su cerebro”.
Una afirmación que asombra a más de uno de los presentes en la disertación que ofreció en Madrid en la presentación del libro “Hay futuro: visiones para un mundo mejor”, editado por BBVA y en el que se incluye un artículo de este investigador británico titulado “El futuro de la inteligencia artificial y la cibernética”.
Sin papeles en los que apoyarse y sin etiqueta, con un llamativo jersey azul claro, Warwick habla sin descanso advirtiendo que, en un futuro, “la comunicación será de cerebro a cerebro”.
Durante su intervención, Warwick presume de dos cicatrices que aún tiene de los implantes a los que se sometió hace unos años. La primera de ellas en el antebrazo, apenas apreciable, cuando en 1998 se implantó durante nueve días un transmisor conectado con un ordenador que permitía conocer su ubicación.
La segunda es una marca notable en la muñeca izquierda, donde le colocaron un chip que permitía, desde la universidad de Nueva York y con las señales emitidas por su cerebro, mover una mano robótica instalada en Inglaterra.
Un tercer experimento, que Warwick contó en Madrid, fue cuando ejerció una especie de telepatía con su mujer, al implantarse los dos un chip que les permitía comunicarse entre ellos.
Pero uno de los aspectos que más asombró a su auditorio madrileño fue un vídeo que Warwick proyectó y en el que un enfermo con parkinson, que no podía sostenerse, gracias a un estimulador cerebral se levantaba, caminaba y respondía a todos los estímulos.
Warwick también ha trabajado en un proyecto en el que una silla de ruedas se conducía a través de señales neuronales y también ha estudiado el comportamiento de un grupo de pequeños robots.
“Es posible considerar el uso estas tecnologías para ofrecer al individuo habilidades que no posee, lo que supondría una mejora de la especie humana”, explica Warwick.
A la pregunta de ¿hasta dónde deberíamos llegar?, el científico responde: “Los ensayos demuestran claramente que la entrada extrasensorial es una posibilidad práctica que podría tener éxito”.
¿Se atreven ustedes?
En este punto, este profesor que ha desarrollado su actividad en las universidades de Oxford, Newcastle y Warwick (cerca de Coventry, Inglaterra) antes de trasladarse a Reading, explica que los mayores problemas a los que se enfrentan sus investigaciones son por consideraciones éticas.
“Obtener vía libre para un implante en cada caso requiere la aprobación ética de la autoridad local, al menos en el Reino Unido, y en el caso de que se considere oportuno para el proceso de una investigación, también se necesita el visto bueno del comité de investigación y de ética del centro implicado”.
Actualmente, Kevin Warwick trabaja en la comunicación directa de cerebro a cerebro utilizando implantes. “Se presenta como una propuesta tremendamente fascinante, que tiene como resultado la transmisión de pensamientos, emociones, sentimientos, colores e ideas básicas, directamente de un cerebro a otro. Aunque se suscitan muchas preguntas sobre su funcionamiento en la práctica, seríamos claramente insensatos si no siguiésemos intentándolo”.
En esos intentos, el profesor Warwick confiesa que su mujer ya no se ofrece a nuevos experimentos. “¿Se atreve alguno de ustedes?”, pregunta a su auditorio con una amplia sonrisa que no obtiene respuesta pero sí las carcajadas de los asistentes.
“Dado que la comunicación es una parte tan importante de la inteligencia humana, es probable que todo individuo con un implante experimente necesariamente un aumento considerable de su inteligencia”. Para Warwick esto ampliaría claramente el rendimiento intelectual en la sociedad, superando la parte implantada a la parte que decida permanecer en un plano humano (sin chip).
“¿Traería esto consigo una división digital, una situación `nosotros y ellos┤, dejando a los humanos normales bastante por detrás en la carrera de la evolución?”, se pregunta Warwick. “Bueno, esto es algo que ya se verá”, se responde a si mismo.
De interés
— Este profesor de cibernética en la Universidad de Reading (Reino Unido) avanza que en “treinta años la gente llevará un chip en su cerebro”.
— Warwick está considerado el primer “cyborg” de la historia, termino que define al ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos.
— “Dado que la inteligencia es una parte tan importante de la inteligencia humana, es probable que todo individuo con un implante experimente necesariamente un aumento considerable de su inteligencia”, sostiene Warwick