Si se confirman los reportes, la masacre en el suburbio principalmente suní de Jdeidet al-Fadel representaría uno de los episodios más sangrientos en el conflicto de dos años. Muchos de los muertos eran civiles, dijeron los activistas
AMMÁN. Al menos 109 personas fueron consideradas muertas y hasta 400 más habrían perdido la vida durante una ofensiva militar de casi una semana lanzada por las fuerzas leales al presidente sirio, Bashar el-Asad, contra un suburbio rebelde de Damasco, dijeron activistas de la oposición.
Si se confirman los reportes, la masacre en el suburbio principalmente suní de Jdeidet al-Fadel representaría uno de los episodios más sangrientos en el conflicto de dos años. Muchos de los muertos eran civiles, dijeron los activistas.
Medios estatales sirios no dieron cifras de víctimas pero confirmaron que el Ejercito había estado combatiendo en Jdeidet al-Fadel. Indicaron que los militares habían «salvado» al poblado de «grupos criminales terroristas», matando e hiriendo a una cantidad indeterminada de éstos.
El domingo, los activistas dijeron que por lo menos 85 perdieron la vida y que la cifra podía llegar a 250, pero con la retirada del Ejercito del sector aparecían nuevos informes que sugieren que la cifra final podría ser mucho más alta.
Los activistas, que emitieron declaraciones desde la zona situada unos 10 kilómetros al sureste de Damasco, dijeron que residentes habían enterrado algunas víctimas en las primeras etapas del ataque de cinco días de las fuerzas de elite y las milicias partidarias de Asad.
Afirmaron que las brigadas rebeldes, que sumaban alrededor de 300 combatientes, se retiraron hace dos días, dejando a las fuerzas de Asad con el control de la zona.
El distrito de clase trabajadora es uno de varios poblados suníes que rodean a la capital y que han estado al frente del alzamiento popular sirio. Está situado cerca de las bases de las fuerzas de elite, que pertenecen mayormente a la minoría alauí de Asad, una rama del Islam chií que ha dominado a Siria desde la década de 1960.
Las muertes documentadas – en el caso de personas halladas en las calles y edificios el fin de semana y luego enterradas en fosas comunes – llegaban a 109, según la oposición.
El activista Abu Ahmad al-Rabi dijo que la cifra incluye a siete refugiados de poblados cercanos que fueron hallados en un edificio residencial, muertos con armas de fuego.
Decenas de cuerpos también fueron vistos cerca de la vía de tren en desuso en el centro del distrito, aunque la presencia de patrullas del Ejercito no permitía la recolección y documentación de las víctimas.
«Las fuerzas de Asad están comenzando a abandonar Jdeidet al-Fadel pero siguen en controlando el lugar, patrullando las calles, y hay francotiradores desplegados», indicó el activista.
Además de los entierros del fin de semana y de los cadáveres que fueron encontrados en las calles, entre 100 y 200 personas fueron asesinadas y sepultadas en los primeros tres días del la ofensiva militar, señalaron los activistas. Agencias
Secuestran a dos obispos
Dos obispos sirios fueron secuestrados el lunes por rebeldes armados en la provincia norteña de Alepo, dijo la agencia de noticias estatal SANA.
Dijo que los arzobispos Yohanna Ibrahim y Paul Yazigi, de las iglesias siria y griega ortodoxas, respectivamente, fueron capturados por «un grupo terrorista» en la localidad de Kfar Dael cuando «llevaban a cabo trabajo humanitario».
Varios destacados clérigos musulmanes han sido asesinados en la rebelión siria que ya dura dos años contra el presidente Bashar el-Asad, pero los dos obispos son los dos líderes religiosos de mayor rango capturados en el conflicto.
Un miembro sirio de la opositora Coalición Nacional Siria, Abdulahad Steifo, dijo que los hombres habían sido secuestrados en la carretera a Alepo desde la localidad fronteriza turca bajo control rebelde Bab al Hawa.
Agencias