BUENOS AIRES. La presidenta argentina Cristina Kirchner recibirá a su par brasileña Dilma Rousseff hoy, en un encuentro destinado a fortalecer la alianza estratégica bilateral y discutir controversias económicas en el marco de la integración regional. «Tenemos una agenda bastante amplia con Argentina. Siempre discutimos todas las relaciones, las comerciales, las inversiones (…) Iremos a discutir todos los asuntos», adelantó Rousseff a la prensa antes de viajar.
La agenda de trabajo «se definió ayer», pero la visita de la mandataria brasileña «puede extenderse» hasta mañana viernes, dijo a medios una fuente gubernamental que pidió reserva de identidad. Un amplio abanico de temas pendientes incluye, por el lado brasileño, la preocupación por la caída de sus exportaciones a Argentina.
A los argentinos, en cambio, los desvela la decisión de la minera brasileña Vale de suspender un proyecto en Mendoza y un desbalance en el comercio de autopartes, según fuentes diplomáticas. La cumbre de Buenos Aires se produce en momentos en que Paraguay eligió presidente al magnate del Partido Colorado Horacio Cartes, y así está en condiciones de regresar al seno de un debilitado Mercosur, que también integran Uruguay y Venezuela.
Paraguay había sido excluido del Mercosur y del bloque ampliado Unasur a raíz de la polémica destitución por parte del Congreso del presidente Fernando Lugo en junio pasado. Venezuela también renovó liderazgo al elegir mandatario a Nicolás Maduro, quien reemplaza a Hugo Chávez, cuya muerte había obligado a suspender este encuentro Kirchner-Rousseff que debió realizarse el 7 de marzo en la localidad turística de El Calafate (sur argentino).
El Senado de Paraguay aún tiene pendiente aprobar o no el ingreso de Venezuela al bloque. En materia comercial, las exportaciones globales argentinas «acumulan al primer trimestre del año un crecimiento del 7% interanual que se explica por los mayores envíos a Brasil», según un informe de la consultora privada Abeceb.
Del lado brasileño, Argentina es su tercer socio comercial después de China y Estados Unidos, pero el comercio bilateral se redujo el año pasado, un fenómeno atribuido por exportadores brasileños a las barreras y requisitos impuestos por Kirchner. Brasil le vendió a Argentina 17.998 millones de dólares, un retroceso del 20,7% frente los 22.709 millones de 2011, al tiempo que sus importaciones se contrajeron 2,7% y sumaron 16.444 millones de dólares en 2012, según cifras oficiales brasileñas.
El déficit comercial argentino, que en 2011 fue de 5.802 millones de dólares, se redujo a 1.554 millones de dólares el año pasado. El ministro brasileño de Industria y Comercio Exterior, Fernando Pimentel, aseguró que su país está dispuesto a sacrificar un superávit elevado con Argentina, a cambio de aumentar el flujo comercial.
Otra cuestión sensible que estará sobre la mesa de conversaciones es la decisión de la poderosa minera brasileña Vale de abandonar un megaproyecto de fabricación y transporte de potasio, un insumo para la industria de agroquímicos. El argumento de la firma es que el costo de la inversión creció de 6.000 a 12.000 millones de dólares, según informó un asesor de Vale en una audiencia en el Congreso argentino el 9 de abril pasado.
Un gesto valorado en Argentina antes del viaje de Rousseff fue la aclaración de la constructora aeronáutica brasileña Embraer de que Argentina no está relacionada con pagos de sobornos en la compra de aviones por la reestatizada Austral.
Agencias