Los empleados de una fábrica textil, cuyas instalaciones colapsaron en Bangladesh matando al menos a 251 personas, recibieron la orden de volver a sus labores pese a las advertencias de que era arriesgado, dijeron el jueves funcionarios. Las autoridades informaron además que aún se desconoce cuántos permanecen atrapados entre los escombros de la fábrica, que tenía más de 3.000 trabajadores, la mayoría mujeres y que están siendo buscados por rescatistas.
La autoridad de desarrollo de Dhaka demandó el jueves al propietario del edificio por construcción defectuosa. También demandó al propietario y a las cinco fábricas textiles por causar muerte ilegítima
DHAKA. Los empleados de una fábrica textil, cuyas instalaciones colapsaron en Bangladesh matando al menos a 251 personas, recibieron la orden de volver a sus labores pese a las advertencias de que era arriesgado, dijeron el jueves funcionarios.
Las autoridades informaron además que aún se desconoce cuántos permanecen atrapados entre los escombros de la fábrica, que tenía más de 3.000 trabajadores, la mayoría mujeres.
Los sobrevivientes aseguraron que oyeron un golpe fuerte y sintieron temblar el edificio de ocho pisos antes de su derrumbe el miércoles.
El desastre ha puesto de nuevo la atención sobre las firmas occidentales que usan Bangladesh como fuente de productos de bajo costo.
Cadenas norteamericanas y europeas incluyendo la minorista británica Primark y la canadiense Loblaw dijeron que sus proveedores eran fábricas ubicadas en el edificio.
«Creí que era un terremoto», dijo Shirin Ajter, de 22 años, que empezaba la jornada en el taller New Wave Style cuando el complejo se desplomó. Ajter, que permaneció atrapada más de 24 horas, aseguró que su salario mensual es de 38 dólares.
Por segunda noche consecutiva, los residentes locales continuaban sacando sobrevivientes y cadáveres de entre los restos del edificio de la plaza Rana, en la zona comercial de Savar, a unos 30 kilómetros de la capital, Dhaka, usando palancas y sus propias manos en medio de un calor sofocante. Más de 1.000 personas han resultado heridas.
Los residentes arrojaban botellas de agua y alimentos a las personas que clamaban por ayuda mientras permanecían atrapadas entre los pisos del edificio. El jueves, equipos de rescate lograron rescatar a 41 personas vivas a través de un agujero en la pared.
Pero la cifra de muertos podría aumentar. Los parientes identificaban a sus muertos entre filas de cadáveres envueltos en telas blancas en un patio de colegio cercano.
La policía dijo que el propietario del edificio, el político local Mohamed Sohel Rana, había sido informado de peligrosas rajas el martes.
Aunque el banco que había en el edificio cerró el miércoles a causa de las advertencias, las cinco fábricas de ropa que operan en el lugar dijeron a sus trabajadores que no había peligro, según responsables de la industria. Rana ha huido, según la policía.
«Un número de víctimas no especificado permanecen aún atrapados», dijo Mizanur Rahman, trabajador de rescate de la brigada de bomberos, mientras caminaba sobre los escombros. «No podemos estar seguros de si podremos sacarlos a todos con vida. Estamos perdiendo un poco de esperanza».
• DÍA DE LUTO
El Gobierno declaró día nacional de luto y las banderas ondeaban a media asta en los edificios oficiales.
El presidente de la asociación Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters (BGMEA), Mohammad Atiqul Islam, dijo que había 3.122 trabajadores en las fábricas. Agregó que responsables de Savar habían advertido el día anterior de que se había hallado grietas en el edificio.
«Pedimos a los propietarios de las fábricas que las mantuvieran cerradas», dijo Islam.
Rana había transmitido a los propietarios de las cinco fábricas que las grietas no eran peligrosas, dijo Islam. «Tras obtener el visto bueno del propietario del edificio, todas las fábricas de ropa abrieron», dijo.
Más de 1.000 trabajadores del sector textil rodearon las oficinas del BGMEA, lanzando piedras y enfrentándose con policías antidusturbios, según mostraron los canales de televisión. Los trabajadores pedían que todas las fábricas de ropa permanecieran cerradas y que los propietarios fueran castigados por los accidentes.
Mohamad Mosharraf, que fue rescatado el jueves después de 26 horas, dijo que algo pesado le golpeó en la cabeza y que estaba inconsciente cuando se derrumbó el edificio.
«Cuando recobré el sentido, encontré a otros cuatro colegas también atrapados entre los escombros del edificio», dijo a la agencia Reuters. «Intentamos desesperadamente gritar para que alguien nos rescatara. Al principio no recibimos ninguna respuesta, pero nos movimos a otra parte del edificio y encontramos alguna luz y escuchamos voces».
• PREOCUPACIÓN
POR LA SEGURIDAD
El derrumbe en el edificio Rana Plaza sigue a un incendio en la fábrica Tazreen Fashion en las afueras de Dhaka que causó 112 muertos en noviembre y a otro incidente en una fábrica en enero en el que murieron siete personas, lo que añade preocupaciones sobre la seguridad de los trabajadores y los bajos salarios en Bangladesh.
El minorista de ropa británico Primark, que tiene 257 tiendas en Europa y es una unidad de Associated British Foods, confirmó que uno de sus proveedores ocupaba el segundo piso del edificio.
«La compañía está conmocionada y profundamente entristecida por este horrible incidente en Savar, cerca de Dhaka, y expresa sus condolencias con todos aquellos implicados», dijo Primark en su página web sobre ética comercial.
La canadiense Loblaw, unidad de la empresa de procesamiento y distribución alimentaria George Weston, también confirmó relación con el edificio. Dijo que una fabricaba hacía un pequeño número de artículos de vestuario «Joe Fresh» para la compañía.
En un correo electrónico, la vicepresidenta de relaciones públicas de Loblaw Companies, Julija Hunter, dijo que se sentían «profundamente entristecidos» y expresaron sus condolencias con los afectados.
Ambas compañías utilizan códigos de conducta destinados a asegurar que sus productos se fabrican en condiciones laborales adecuadas.
Documentos que incluyen hojas de pedidos y planes de recortes obtenidos por Reuters parecen mostrar que otras marcas textiles importantes como la española Mango y Benetton habían usado proveedores que estaban en ese edificio en el último año. Un portavoz de Benetton dijo que ninguna de las fábricas era proveedora de la empresa.
Alrededor de 3,6 millones de personas trabajan en la industria textil en Bangladesh, lo que convierte al país en el segundo mayor exportador mundial de ropa.
Tras el incendio en Tazreen, el gigante minorista estadounidenses Wal-Mart Stores dijo que tomaría medidas para apaciguar las preocupaciones sobre la seguridad, mientras que Gap anunció un programa de seguridad contra incendios.
Wal-Mart dijo el miércoles que no había determinado si en el edificio había una fábrica que produjera artículos para la compañía.
«Todavía estamos luchando para superar los problemas tras el incendio de Tazreen, ahora otro incidente que es un fuerte revés para el sector», dijo Islam, presidente de la asociación de manufacturas y exportadores textiles de Bangladesh.