La presencia de Miguel Montero en la receptoría de los Cascabeles de Arizona es una muestra de la producción de peloteros de calidad en Venezuela
Durante su niñez en Venezuela, el estelar receptor de los Diamondbacks de Arizona soñaba con jugar con los Tiburones de la Guaira en el beisbol invernal venezolano como lo hizo su ídolo. Y es que en el verano de 1983, cuando Montero nació en la ciudad de Caracas, había pocos jugadores venezolanos activos en Grandes Ligas.
Muchos intentaban seguir los pasos de la leyenda Luis Aparicio, único representante vinotinto en el Salón de la Fama en Cooperstown, pero sólo un puñado había alcanzado obtener semejante notoriedad.
«Era difícil [tener un modelo a seguir] porque no había tantos venezolanos en Grandes Ligas. Claro que luego estuvieron Omar Vizquel y Andrés Galarraga, pero mi jugador favorito no era una súper estrella, era Luis Salazar, tercera base de mi equipo favorito de niño», señaló Montero.
En 13 años de carrera como tercera base y jardinero, Salazar jugó con varios equipos en Grandes Ligas, entre ellos los Padres de San Diego y los Cachorros de Chicago, y tras retirarse en 1992 ha servido como coach de Ligas Menores, más recientemente en la organización de los Bravos de Atlanta.
Desafortunadamente, Salazar se dio a conocer más por haber sufrido un trágico accidente en marzo de 2011, mientras trabajaba un partido primaveral de los Bravos, cuando un foul del cátcher Brian McCann le pegó en el ojo y tuvo que ser sometido a una cirugía de emergencia, donde tuvieron que extirparselo.
«Es triste que haya recibido notoriedad por eso, porque era un jugador muy batallador, que no era una súper estrella, pero que hacía su trabajo de una forma dedicada… un buen amante del beisbol».
De niño, Montero podía recitar todos los nombres y apellidos de todos los peloteros venezolanos en las Mayores, estrellas como Víctor Davalillo, David Concepción, Manny Trillo, Tony Armas, y por supuesto, más adelante, Vizquel y Galarraga, entre otros.
No obstante, treinta años después, la historia es completamente distinta.
En 2012, la Oficina del Comisionado informó que de los 856 jugadores en los planteles oficiales al iniciar la temporada regular de Grandes Ligas, 243 nacieron fuera de Estados Unidos, y 66 de ellos en Venezuela, cifra histórica para la nación sudamericana.
Y aunque esta campaña el número se redujo ligeramente a 63, Montero se siente muy orgulloso del progreso del béisbol venezolano y el reconocimiento que ha recibido a escala mundial.
«Tenemos muchos venezolanos, una camada de jugadores jóvenes que no he tenido la oportunidad de conocer, y es un orgullo ver crecer a todos los venezolanos en el beisbol. Venezuela en vez de ser como decimos nosotros, una mata de mango, es una mata de peloteros», añadió el receptor de 29 años, quien actualmente pertenece a la nueva lista de súper estrellas venezolanas, encabezada por Miguel Cabrera, Johan Santana, Félix Hernández, Víctor Martínez y Pablo Sandoval, por sólo nombrar a algunos.
Entre los Tigres de Detroit y Gigantes de San Francisco, protagonistas de la Serie Mundial 2012, nueve venezolanos estuvieron en los rosters activos de postemporada, cifra sin precedentes, con Marco Scutaro siendo nombrado Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional y Sandoval MVP de la Serie Mundial, lo cual llenó de orgullo a Montero y a toda la comunidad vinotinto.
«Les digo, no paren de contar porque lo que viene es mucho más», dijo sonriente el cátcher criollo, quien a pesar de ser uno de los mejores jugadores en su posición en Grandes Ligas, mantiene una singular perspectiva sobre su propio talento.
En 2012, Montero firmó el quinto contrato más lucrativo para un venezolano en la historia de Grandes Ligas, una extensión de $60 millones de dólares por cinco temporadas con Arizona, donde cuenta actualmente con dos compatriotas, Martín Prado y Gerardo Parra.
«Creo que mis herramientas no pueden cubrir otras posiciones, no soy muy rápido, no tengo muy buenas manos, y tampoco soy una persona que tiene el poder para dar 40 jonrones, cátcher fue el único lugar donde los scouts me veían, porque si me ponían en otra posición me mandaban para la casa», dijo en tono de broma Montero, quien añadió que si no hubiese sido pelotero se hubiese convertido en ingeniero por ser «el único lugar que tenía oportunidad de éxito».
Marly Rivera
espndeportes.com
FOTO Miguel Montero #26 of the Arizona Diamondbacks flips his bat in the air after striking out with//Ezra Shaw/Getty Images/AFP .jpg