La única carta magna que no es resultado de la cultura política de la violencia contra el orden constitucional en nuestra historia es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, resaltó este viernes el abogado constitucionalista, Hermánn Escarrá.
Desde la sede del Banco Central de Venezuela, Escarrá dijo que esta Constitución fue producto de las aspiraciones y creencias del pueblo venezolano que se expresó mediante el sufragio, en ese sentido, repudió aquellos que pretenden desconocer la Carta Magna.
«Quienes todavía sueñan con la ruptura del orden constitucional, con darle la espalda a una Constitución que fue producto de las aspiraciones y creencias del pueblo venezolano expresado mediante el sufragio, de verdad están equivocados», expresó durante la creación de la Cátedra Libertadores por la Unidad Latinoamericana y Caribeña, comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Dijo que este proceso constituyente democrático fue liderado por el comandante Hugo Chávez al asumir la presidencia de la República en 1999, quien impulsó un referéndum constituyente que fue aprobado por más del 80% de votación popular para la elaboración de una nueva Carta Magna.
«La historia no es sólo una bendición de hechos, la historia es fundamentalmente un dictamen, y ya hay un dictamen, la condición del Estado constitucional. El presidente Chávez ha hecho una conducción democrática y en el margen de la Constitución de 1999», dijo.
Este jueves, se cumplieron 14 años de la realización del primer referendo consultivo de la historia de Venezuela, impulsado por el comandante supremo Hugo Chávez. Sobre la base del artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, el 25 de abril de 1999 se realizó en el país el Referendo Consultivo Nacional para convocar una Asamblea Nacional Constituyente.
De acuerdo con el registro histórico del Consejo Nacional Electoral (CNE), el Sí obtuvo la victoria con 3.360.666 votos (87,75%), mientras que apenas 300.233 personas sufragaron contra la convocatoria (7,26%). Esa Asamblea adquiría poderes para redactar en seis meses la nueva Carta Magna.