Los resultados electorales no significan que se haya producido un cambio irreversible, sólido hacia la oposición. Pero es indudable que ocurrirá si desde el chavismo no se actúa atendiendo a los cambios de opinión que se han producido
Iván Gutiérrez
Insistiremos en algunos señalamientos hechos en otros momentos: Hacer política, entre otras cosas, es atender a los cambios que se producen en las alineaciones políticas que se dan en la sociedad y en la manera como esta mueve sus actitudes políticas y sus opiniones
Luce de Perogrullo atender los movimientos que se producen en la correlación de fuerzas políticas. Se supone que todo aquel que se dedique a la actividad debe saberlo. Pero no es así, lo que comúnmente ocurre es que cada actor o sujeto político se encierra en sus puntos de vista y no alcanza a ver más allá de ellos.
Ocurre constantemente: Por ejemplo, durante el año 2001 se produjo un cambio en la correlación de fuerzas que, aun siendo reconocido por el Presidente Chávez, según declaraciones posteriores, no significó un cambio de actitud política en él, permitiendo y facilitando que se produjera una acumulación de factores en su contra. En aquel momento se decidió por la confrontación. No maniobró ni desarrolló políticas para desarticular o debilitar los movimientos del enemigo. Se enfrascó en impulsar a todo evento las políticas que había decidido sin valorar que en aquel momento no tenían viabilidad. Eran justas pero no se tenían las fuerzas para llevarlas a cabo.
Desde el discurso de aquel momento se reforzaron ideas que el enemigo habían sembrado en el seno de la clase media, lo que contribuía a hacerla más radical y por tanto, mucho más reaccionaria.
Con el discurso y con la actitud se renunció a competir por la opinión favorable se sectores de la clase media profesional y, al contrario, se peleó con médicos y en general con profesionales que en modo alguno eran la clase dominante, aun cuando sirvieran de tontos útiles a quienes detrás de ellos preparaban el Golpe que finalmente dieron.
Luego, en su regreso, el presidente Chávez corrigió muchas de sus actitudes en el discurso. Jugó con amplitud y audacia al aceptar la presencia de la OEA en el país, no en calidad de observador, sino como un actor más. Chávez tragó grueso para calarse a un Cesar Gaviria que a todas luces estaba en su contra y ayudando a que fuese derrotado en el Referéndum Revocatorio. Pero Chávez hizo política.
Ahora estamos en presencia de un nuevo punto de inflexión político. Se ha producido un cambio en el cuadro electoral, lo que no significa que la correlación de fuerzas sociales y política haga sufrido una modificación irreversible. Salvando las distancias, pero lo ocurrido tiene semejanzas con el momento en que la Reforma Constitucional fuese derrotada. Buena parte de quienes no acompañaron a Chávez regresaron.
Ese es el dato: Los resultados electorales no significan que se haya producido un cambio irreversible, sólido hacia la oposición. Pero es indudable que ocurrirá si desde el chavismo no se actúa atendiendo a los cambios de opinión que se han producido.
Pero, ¿qué es atender esos cambios? Se me ocurre que lo primero es observar los contenidos y tonos del discurso. Desde hace rato una parte de la votación chavista ha mostrado inconformidad con un estilo violento, arbitrario y muchas veces, carentes de contenidos.
No es que ante la agresión se debe poner la otra mejilla, aunque Chávez lo hiciera cuando la necesidad lo obligaba (Carter-Gaviria), sino no responder con bravuconadas ni amenazas pues ni las una ni las otras dependen solo de la voluntad de quien las profieren. En cuestiones políticas y en momentos de confrontación no pasa a la ofensiva quien quiere, sino quien puede.